Gente de bien
(Good People)
de Henrik Ruben Genz
Jesús Guerra
Tom y Anna Wright (James Franco y Kate Hudson) son
americanos y ahora viven en Londres, a donde se mudaron para «empezar de nuevo»
luego de perder a su primer hijo en un aborto. Lo que les dio la oprtunidad de
reiniciar su vida fuera de su país fue la casa que heredó Tom de su abuela. Una
casa hipotecada y en muy mal estado. Tom la está arreglando pero ha metido en
ella todo su dinero y los arreglos no parecen tener fin. Tom, además, trabaja
en lo que puede pero no gana mucho, Y Anna es maestra en una escuela, es decir
que tampoco gana bien. La casa rentada en la que viven está casi en tan malas
condiciones como la de la abuela de Tom, así que tienen que subarrendar el
sótano a un tipo que siempre tiene la televisión a todo volumen. Por si no
estuvieran ya bastante mal, Anna está obsesionada con embarazarse de nuevo,
para lo cual tienen un ritual mensual al que denominan «noches de sushi». Y
para colmo, les llega un aviso para desalojar la casa.
Un día, luego de horas y horas de que el sonido de la TV
de su inquilino no cesa ni un minuto, bajan para hablar con él pero lo
encuentran muerto. Llaman a la policía. Se llevan el cadáver. Todo parece
indicar muerte por sobredosis de heroína. Cuando Anna y Tom están juntando las
cosas del difunto encuentran una bolsa con alrededor de 200 mil libras
esterlinas (aproximadamente 4 millones y medio de pesos), o sea justo lo que
necesitan para salir de sus problemas económicos y poder, ahora sí, empezar de
nuevo. ¿Pero deben de quedarse con el dinero? Ellos son la «gente de bien» del
título, las «buenas gentes», literalmente los buenos de la película, así que se
lo preguntan. Anna piensa que deben de llamar a la policía para entregarlo. Tom
piensa que deben darse la oportunidad de salir de sus problemas. Anna
finalmente se pone del lado de Tom, pero acuerdan guardar el dinero un tiempo
para ver si alguien lo reclama... Pero, obviamente, comienzan a hacer pagos
urgentes antes del límite que se autoimpusieron. Y también obviamente la
policía, a las órdenes del detective encargado del caso, John Halden (el
estupendo Tom Wilkinson), está controlando sus movimientos financieros, pues
saben de la relación entre el muerto y un criminal llamado Jack Witkowski (Sam
Spruell).
Cuando los Wright están tratatndo de determinar qué hacer
con el dinero, se da la consabida conversación de «¿No será dinero sucio (o
malo)?» «¿Qué hace que el dinero sea malo?» «Lo malo o lo bueno es lo que la
gente hace con el dinero.» Etc. Pero nunca plantean bien lo que Anna realmente
quería decir en un inicio, y las consecuencias de esa respuesta que no se dan,
es decir: lo malo es lo que la gente hizo para conseguir ese dinero, y, lo peor
para ellos en ese momento, lo que la gente podría hacer para recuerar ese
dinero. Pero todos lo sabemos, los Wright, aunque se hagan tontos, y los
espectadores, de tal manera que no es una sorpresa para nadie que Jack
Witkowski entre en la casa de los Wright para buscar su dinero, y al
encontrarlo, que se los pida y no precisamente con buenas maneras. De hecho,
para mala suerte de los protagonistas, Witkowski es un criminal sádico (y Sam
Spruell lo interpreta de maravilla).
Pero el asunto es todavía más complicado, porque el dinero
que el muerto le robó a Witkowski, éste a su vez se lo había robado a un
narcotraficante francés, Khan (interpretado por Omar Sy, inolvidable en Amigos
[Intouchables, Olivier Nakache, Eric Toledano, 2011]), quien también
quiere recuperar su dinero. Eso es lógico, son los malos de la película y están
dispuestos a todo; el asunto importante aquí es que los buenos no lo quieren
regresar, y al parecer también están dispuestos a todo. Si esto en el fondo es
absurdo, pero digamos que aceptable en términos de un thriller, el final
es demasiado. Lo que salva, más o menos, las cosas es que precisamente el final
está bastante bien hecho. Es absurdo, sí, pero es interesante y emocionante. Y
aún así, aunque al momento de ver el filme resulta emocionante, la película es
del todo olvidable.
Creo que el problema fundamental, como en la mayor parte
de las películas fallidas, es que los personajes no están bien desarrollados,
son demasiado genéricos y estereotipados, y en realidad no son más que títeres
en una obra estructurada exclusivamente en función de la trama, también de por
sí bastante trillada. Y al no estar desarrollados los personajes, a los
espectadores la verdad no nos importan gran cosa. Para colmo, los mejores
actores son los que tienen menos tiempo en pantalla, Tom Wilkinson, Sam Spruell
y Omar Sy, y con excepción de Spruell, los papales asignados son excesivamente
discretos. ¡Qué desperdicio! Y en cuanto a los actores con los roles
protagónicos, no están mal, pero pudieron estar mejor; confieso que ya de
entrada James Franco no es santo de mi devoción, y después de esta película
sigue sin serlo, y en cuanto a Kate Hudson, me parece que aquí está muy
apagada.
La dirección estuvo a cargo del danés Henrik Ruben Genz,
que tiene una larga filmografía en su país y ésta es su primera película en
inglés; y el guión, basado en una novela de Markus Sakey, es de Kelly
Masterson, conocido sobre todo por su guión para Antes de que el diablo sepa
que estás muerto (Sidney Lumet, 2007).
La película se deja ver, claro, pero en realidad en
nosotros los espectadores no pasa gran cosa. Es entretenida, sí, pero dentro de
seis meses ni siquiera estaremos seguros de haberla visto.
. . . . . . . . . . . . . . .
Gente de bien (Good People). Dirección:
Henrik Ruben Genz. Guión: Kelly Masterson (basado en una novela de
Markus Sakey). Fotografía: Jørgen Johansson. Edición: Paul
Tothill. Música: Neil Davidge. Con: James Franco, Kate Hudson,
Tom Wilkinson, Omar Sy y Sam Spruell, entre otros. Género: Thriller;
acción. País: Estados Unidos (filmada en Londres), 2014. 90 minutos.
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