Jamón,
jamón
(España, 1992)
de Bigas Luna
Jesús
Guerra
La
cartelera cinematográfica que recorre el país es casi completamente
norteamericana y casi completamente comercial. Son rarísimos los filmes
mexicanos o europeos que podemos ver en las salas de cine, y más raras aún las
películas con propuestas diferentes a la muy sobada receta estadounidense, sea
cual pudiera ser su país de origen.*
México
y el mundo descubrieron hace unos años, con verdadero regocijo, el cine del
realizador español Pedro Almodóvar. Pero, por supuesto, y aunque los
distribuidores crean lo contrario, hay más directores en España. Por fortuna,
se han distribuido en nuestro país las dos más recientes cintas de Bigas Luna, Las edades de Lulú (1990), primero, y
ahora Jamón, jamón. Aunque por supuesto no son sus únicos
filmes (tiene, entre otros, Tatuaje
(1978), Bilbao (1978), Caniche (1979), Reborn (1981) y Angustias (1987). [Ver la “Actualización”, al final de la reseña.]
Alguno
se habrá presentado en la Ciudad de México en algún cine-club, en algún
festival o habrá circulado en video, pero en general Bigas Luna era desconocido
en nuestro país hasta antes de Las edades
de Lulú. Su siguiente película es una obra divertida, interesante,
desbordante de simbolismos en varios niveles, que se desplaza cómodamente de un
género a otro, de la comedia al melodrama sin excederse hasta, quizá, el final,
pero los excesos de una cinta no son necesariamente un defecto.
Jamón, jamón inicia
con la toma de uno de los escenarios principales de la historia, la casa de
Silvia (Penélope Cruz) y su madre (Anna Galiena), vista desde la colina en
donde se encuentra un enorme toro, el anuncio de un conocido brandy español, y
más específicamente la toma se realiza desde los cojones del animal (sobre
ellos, aparece el crédito del director). Luego están los tráilers que pasan a
toda hora. ¿Qué significan? ¿Una supuesta modernidad que inunda el desértico
paraje? ¿La mecánica, dura, pesada masculinidad que todo lo arrolla?
Silvia
es la hija de la dueña de un bar, una cocinera de “tortillas de patatas” y
prostituta. Julia es la novia de José Luis, el niño rico hijo del fabricante de
los calzoncillos Sansón (“todos tenemos un Sansón en nuestro interior”, dice el
slogan). Silvia está embarazada y cuando se lo dice a José Luis, éste le
promete que se casarán. El único obstáculo es la madre de él, pero hablará con
ella o se independizará, pues está cansado de que lo traten como un niño.
Cuando José Luis habla con su madre, ésta pone el grito en el cielo, pero
además idea un plan. Contrata a Raúl (Javier Bardem), un repartidor de jamones
(de los jamones Los Conquistadores, Hernán Cortés y hermanos), quien ha ido a
buscar trabajo a la fábrica de calzoncillos como modelo. La madre de José Luis
(Stefanía Sandrelli) considera que Raúl es muy guapo y lo contrata para que
enamore a Silvia. Sin embargo, es ella misma quien se enamora de Raúl. Las
cosas se van complicando cuando nos enteramos que José Luis no sólo es el novio
de Silvia, sino que es el amante de la madre de ésta, al igual que lo fue su
propio padre.
La
necesidad de afecto, el deseo, la corrupción económica, los chantajes sexuales,
la sobreprotección, la posesión de unos por otros, la feminidad, la
masculinidad, la pureza y su contrario, son los elementos que tienen la mayor
importancia en esta historia, y son los elementos constantemente simbolizados
de mil maneras, logrando que este film sea un verdadero banquete (ya que los
alimentos tienen su papel, también), un festín, una cinta riquísima, rebosante
de significados.
Las
perlas de la aparentemente decente madre se le caen constantemente, y su hijo
está harto de las presiones sociales y familiares, y por carecer de cojones se
los rompe al toro de cartón, para que Silvia los recoja y se tape con ellos
para protegerse de la lluvia… si el trágico y melodramático final resulta
edípico es porque Bigas Luna nos bombardea con símbolos para decirnos… ¿qué?,
¿que nuestra sociedad tiene acorralado al deseo, que debemos bajarlo a golpes
de los anuncios para hacerlo parte de nuestra vida “real”, aceptarlo,
liberarlo? Vea Jamón, jamón, gócela y
decida.
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Las reseñas de la sección Cine de Hoy
(2001-2010), y muchas de Cine de Ayer
(1971-2000), fueron escritas en las fechas del estreno en México de esas
obras, salvo aclaración, y son publicadas aquí (más o menos) como fueron
publicadas en su momento en medios impresos de Coahuila.
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Actualización:
El
director Bigas Luna (nacido el 19 de marzo de 1946, en Barcelona, murió el 6 de
abril de 2013), realizó varias películas posteriores a la reseñada aquí, entre
ellas: Huevos de oro (1993), La teta y la Luna (1994), Bámbola (1996), La femme de chambre du Titanic (1997), Volavérunt (1999), Son de mar
(2001), Yo soy la Juani (2006), Mouche d’amour (2010) y Di Di Hollywood (2010).
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Jamón,
jamón. Dirección:
Bigas Luna. Guión: Cuca Canals, Bigas
Luna y Quim Monzó. Fotografía: José
Luis Alcaine. Edición: Teresa Font. Diseño de producción: Gloria
Martí-Palanqués y Pep Oliver. Música:
Nicola Piovani. Con: Stefanía Sandrelli, Anna Galiena, Juan Diego, Penélope Cruz,
Javier Bardem y Jordi Mollà, entre otros. País:
España. 1992. 95 minutos.
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