lunes, 5 de septiembre de 2016

Taxi Driver, de Martin Scorsese





Taxi Driver
(EEUU, 1976)
de Martin Scorsese

Jesús Guerra

No sé cuál fue la causa milagrosa, pero en Argentina, Chile, España y México, Taxi Driver se estrenó (y se ha presentado en sucesivos relanzamientos, debidos a sus aniversarios 20, 30 y, ahora, 40) con el título original. No es poca cosa, pudo haberse llamado «El chofer de taxi» o simplemente «El taxista», y creo que no sería lo mismo. Por fortuna, también, esta cinta ha sido reestrenada, por tiempo limitado, para celebrar su aniversario número 40. La verdad no sé cuándo se estrenó originalmente esta cinta en nuestro país (es de 1976 y en aquellos años se tardaban muchos meses en estrenarse aquí), y no recuerdo haberla visto en cine. Recuerdo, eso sí, haberla visto en video a mediados o fines de los años 80. Así que verla ahora, en pantalla grande, es un verdadero regalo.




¿Recuerdan de qué trata los que la vieron en su momento y no la volvieron a ver? ¿Saben de qué trata los jóvenes que nunca la han visto pero conocen su fama? Travis Bickle (Robert De Niro) es un exsoldado, veterano de Vietnam, de 26 años (Robert De Niro tenía 32 años cuando filmó la película, pero se ve muy joven), solitario y con insomnio. Escribe obsesivamente en su diario. No tiene con quién hablar. Como no puede dormir, decide solicitar empleo como taxista en turno de noche. Es, evidentemente, un hombre con problemas. Un día ve en la calle a una mujer (Cybill Shepherd) que le parece angelical y se obsesiona con ella. Ella trabaja en la campaña política de un candidato a la presidencia (el candidato es Charles Palantine y es interpretado por Leonard Harris), y Travis estaciona su taxi afuera de las oficinas y la observa. Ella se da cuenta, e incluso uno de sus compañeros de trabajo, Tom (Albert Brooks, con una mata de pelo extraordinaria) sale a correrlo con el pretexto de que está bloqueando la entrada.




Pero Travis cambia de táctica: un día, ataviado con un saco rojo, entra a la oficina y se dirige al escritorio de su mujer perfecta, finge que quiere ser voluntario y termina invitándola a tomar un café. A la mujer, que se llama Betsy, le da curiosidad ese hombre raro y acepta. Cuando se vuelven a ver tienen un extraño diálogo en la cafetería, pero él la invita a ir al cine una de esas noches. Y ella acepta de nuevo. Esa segunda cita es desastrosa pues Travis, que carece del mínimo sentido de las relaciones sociales, la lleva a un cine porno, pues es a los únicos cines a los que va. Betsy, por supuesto, se ofende y se sale del cine. Travis la sigue. Se disculpa. Ella toma un taxi. Los siguientes días, Travis la llama a la oficina pero Betsy se niega. Hay una llamada en particular que llama la atención. Travis está en un teléfono público en un edificio. Sólo lo vemos a él y sólo escuchamos su parte de la conversación, pero es evidente la humillación del rechazo. La cámara se aleja de él, y nos muestra el pasillo de salida y, al fondo, la calle. La toma es famosa. En una entrevista a Scorsese del influyente crítico de cine Roger Ebert (1942-2013), el realizador explicó que esa toma, ese movimiento de cámara es en realidad una huida para no presenciar ese momento doloroso para Travis.




Intercalado con esto están las noches de Travis, en su taxi, recorriendo Nueva York, pero en realidad recorriendo las partes menos recomendables de la ciudad. Aunque los detesta se siente atraído por los drogadictos, las prostitutas, los enfermos mentales, los borrachos, los criminales. El gran cineasta Paul Schrader, autor del guión de esta película (lo escribió cuando él tenía, al igual que el personaje, 26 años de edad), ha dicho que cuando comenzó a escribir el guión (como una terapia, pues él estaba en crisis en esos momentos, y también muy solitario) creyó que estaba escribiendo sobre la soledad, hasta que descubrió que estaba escribiendo sobre la patología de la soledad, es decir, sobre lo que los solitarios hacen que les impide romper el círculo vicioso de su soledad a pesar de lo mucho que ésta les duele. (Y esa contradicción se manifiesta de múltiples maneras en el comportamiento de Travis a lo largo del film.)




Una de esas noches una prostituta muy joven (después sabrá Travis, y nosotros, que se llama Iris y tiene 12 años de edad, encarnada por Jodie Foster, quien en el momento de la filmación tenía 12 años), le hace la parada y se sube a su auto, pero la alcanza su padrote (el espléndido Harvey Keitel) y la convence de que no se vaya, y le da una propina de 20 dólares a Travis por llevarse a su clienta. Otra noche se sube a su taxi Charles Palantine, el candidato presidencial en cuya campaña trabaja Betsy. Y como buen taxista, Travis habla con él y le da su punto de vista de la situación de los Estados Unidos, básicamente, que es necesario limpiar todo el mugrero que hay, o sea todas esas gentes que lo repelen y le fascinan. Otra noche, un pasajero hace que Travis mire hacia una ventana de un edificio y le dice que observe la silueta de la mujer que está ahí. Le dice que es su mujer y que ese es el departamento de un negro. Y que piensa matarla. Y el hombre le habla de armas y cómo su esposa quedará destruida. Ese pasajero es interpretado por el propio Scorsese. No estaba planeado pero el actor contratado estaba enfermo. Y la verdad es que Scorsese está muy bien en esa escena.




Debido a la pérdida de la posibilidad de establecer una relación con Betsy (aunque esa posibilidad sólo estuviera en su cabeza), al intento de huida de la prostituta adolescente, a la influencia del pasajero celoso y enfermo y al agrietamiento de su propia evolución de solitario, Travis pasa a otra etapa: comienza a fantasear con armas, con comenzar su propio programa de limpieza social, con sacar su furia silenciosa. En una escena magistral, en la que platica con otro taxista de noche, un conocido suyo al que le dicen Mago, interpretado de maravilla por el espléndido Peter Boyle (1935–2006), Travis intenta decirle que algo no está bien, en él o en el mundo, y que él es capaz de hacer algo, pero no puede articularlo, y el Mago, que tampoco termina de entender qué pasa, trata de darle un consejo amistoso, pero tampoco es capaz de articularlo con propiedad. El diálogo y las interpretaciones son una maravilla.




Así, Travis compra varias pistolas, diseña y construye un artefacto para portar una pistola pequeña en el brazo y hacerla descender con rapidez a su mano, y ensaya ante el espejo. Esta es la famosísima escena del monólogo de «Are you talkin' to me?» Es cómica, ridícula y aterradora al mismo tiempo. Y nos acercamos a la recta final, en donde Travis intenta «salvar» a Iris, la prostituta adolescente, un final muy violento que hace cuatro décadas le trajo muchos problemas a Scorsese, pues tuvo que hacer algunos ajustes para no tener que reeditar el final y, al mismo tiempo, evitar que la cinta obtuviera la temida clasificación «X», destructora de cualquier posibilidad comercial de un film (a menos de que fuera pornográfico, por supuesto). Hay que agregar que a esa escena se le hicieron cortes en diversos países en el momento de su estreno original y para su exhibición en televisión.




La música de la cinta fue compuesta ni más ni menos que por Bernard Herrmann (1911–1975), compositor de la música de muchas películas incluidas Psycho y Vértigo (de Hitchcock). Murió poco después de terminar de dirigir la grabación de la música para Taxi Driver, y por eso la cinta está dedicada a él.




Algunos de mis actores y cineastas preferidos actuaron, escribieron o dirigieron esta cinta: Scorsese, Schrader, Keitel, Boyle y De Niro. Ver Taxi Driver, en cine, 40 años después de su estreno, es toda una experiencia (porque es mítica, porque es espléndida, porque está filmada y editada con gran estilo. Además, esta oportunidad nos permite, también, reflexionar sobre cómo ha evolucionado el cine en cuatro décadas. La musicalización, el ritmo, la fotografía, la edición, pero también los temas han cambiado. Taxi Driver (como El exorcista y Apocalipsis ahora), pertenece a un tipo de cine que en nuestro tiempo simplemente no se puede hacer, porque a las grandes compañías productoras ya no les interesa. Taxi Driver, vista a 40 años de distancia, nos parece, sin lugar a dudas, una película de autor.

Vale la pena comentar que Taxi Driver es la película número 80 sobre 250, según las votaciones de los usuarios, en el sitio de información cinematográfica IMDb.




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Taxi Driver
Dirección: Martin Scorsese
Guión: Paul Schrader
Fotografía: Michael Chapman
Edición: Tom Rolf y Melvin Shapiro
Dirección de arte: Charles Rose
Vestuario: Ruth Morley
Música: Bernard Herrmann
Con: Robert De Niro, Peter Boyle, Harvey Kaitel, Cybill Shepherd, Albert Brooks y Jodie Foster, entre otros.
Género: Drama, Crimen
País: EE.UU.
Año: 1976
Duración: 113 minutos