Taxi Driver
(EEUU, 1976)
de Martin Scorsese
Jesús Guerra
No sé cuál fue la causa milagrosa, pero en Argentina, Chile,
España y México, Taxi Driver se estrenó (y se ha presentado en sucesivos
relanzamientos, debidos a sus aniversarios 20, 30 y, ahora, 40) con el título
original. No es poca cosa, pudo haberse llamado «El chofer de taxi» o
simplemente «El taxista», y creo que no sería lo mismo. Por fortuna, también,
esta cinta ha sido reestrenada, por tiempo limitado, para celebrar su
aniversario número 40. La verdad no sé cuándo se estrenó originalmente esta
cinta en nuestro país (es de 1976 y en aquellos años se tardaban muchos meses
en estrenarse aquí), y no recuerdo haberla visto en cine. Recuerdo, eso sí,
haberla visto en video a mediados o fines de los años 80. Así que verla ahora,
en pantalla grande, es un verdadero regalo.
¿Recuerdan de qué trata los que la vieron en su momento y no la
volvieron a ver? ¿Saben de qué trata los jóvenes que nunca la han visto pero
conocen su fama? Travis Bickle (Robert De Niro) es un exsoldado, veterano de
Vietnam, de 26 años (Robert De Niro tenía 32 años cuando filmó la película,
pero se ve muy joven), solitario y con insomnio. Escribe obsesivamente en su
diario. No tiene con quién hablar. Como no puede dormir, decide solicitar
empleo como taxista en turno de noche. Es, evidentemente, un hombre con
problemas. Un día ve en la calle a una mujer (Cybill Shepherd) que le parece
angelical y se obsesiona con ella. Ella trabaja en la campaña política de un
candidato a la presidencia (el candidato es Charles Palantine y es interpretado
por Leonard Harris), y Travis estaciona su taxi afuera de las oficinas y la observa.
Ella se da cuenta, e incluso uno de sus compañeros de trabajo, Tom (Albert
Brooks, con una mata de pelo extraordinaria) sale a correrlo con el pretexto de
que está bloqueando la entrada.
Pero Travis cambia de táctica: un día, ataviado con un saco rojo,
entra a la oficina y se dirige al escritorio de su mujer perfecta, finge que
quiere ser voluntario y termina invitándola a tomar un café. A la mujer, que se
llama Betsy, le da curiosidad ese hombre raro y acepta. Cuando se vuelven a ver
tienen un extraño diálogo en la cafetería, pero él la invita a ir al cine una
de esas noches. Y ella acepta de nuevo. Esa segunda cita es desastrosa pues
Travis, que carece del mínimo sentido de las relaciones sociales, la lleva a un
cine porno, pues es a los únicos cines a los que va. Betsy, por supuesto, se
ofende y se sale del cine. Travis la sigue. Se disculpa. Ella toma un taxi. Los
siguientes días, Travis la llama a la oficina pero Betsy se niega. Hay una
llamada en particular que llama la atención. Travis está en un teléfono público
en un edificio. Sólo lo vemos a él y sólo escuchamos su parte de la conversación,
pero es evidente la humillación del rechazo. La cámara se aleja de él, y nos
muestra el pasillo de salida y, al fondo, la calle. La toma es famosa. En una
entrevista a Scorsese del influyente crítico de cine Roger Ebert (1942-2013),
el realizador explicó que esa toma, ese movimiento de cámara es en realidad una
huida para no presenciar ese momento doloroso para Travis.
Intercalado con esto están las noches de Travis, en su taxi,
recorriendo Nueva York, pero en realidad recorriendo las partes menos
recomendables de la ciudad. Aunque los detesta se siente atraído por los
drogadictos, las prostitutas, los enfermos mentales, los borrachos, los
criminales. El gran cineasta Paul Schrader, autor del guión de esta película
(lo escribió cuando él tenía, al igual que el personaje, 26 años de edad), ha
dicho que cuando comenzó a escribir el guión (como una terapia, pues él estaba
en crisis en esos momentos, y también muy solitario) creyó que estaba escribiendo
sobre la soledad, hasta que descubrió que estaba escribiendo sobre la patología
de la soledad, es decir, sobre lo que los solitarios hacen que les impide
romper el círculo vicioso de su soledad a pesar de lo mucho que ésta les duele.
(Y esa contradicción se manifiesta de múltiples maneras en el comportamiento de
Travis a lo largo del film.)
Una de esas noches una prostituta muy joven (después sabrá Travis,
y nosotros, que se llama Iris y tiene 12 años de edad, encarnada por Jodie
Foster, quien en el momento de la filmación tenía 12 años), le hace la parada y
se sube a su auto, pero la alcanza su padrote (el espléndido Harvey Keitel) y
la convence de que no se vaya, y le da una propina de 20 dólares a Travis por
llevarse a su clienta. Otra noche se sube a su taxi Charles Palantine, el
candidato presidencial en cuya campaña trabaja Betsy. Y como buen taxista,
Travis habla con él y le da su punto de vista de la situación de los Estados
Unidos, básicamente, que es necesario limpiar todo el mugrero que hay, o sea
todas esas gentes que lo repelen y le fascinan. Otra noche, un pasajero hace
que Travis mire hacia una ventana de un edificio y le dice que observe la
silueta de la mujer que está ahí. Le dice que es su mujer y que ese es el
departamento de un negro. Y que piensa matarla. Y el hombre le habla de armas y
cómo su esposa quedará destruida. Ese pasajero es interpretado por el propio
Scorsese. No estaba planeado pero el actor contratado estaba enfermo. Y la
verdad es que Scorsese está muy bien en esa escena.
Debido a la pérdida de la posibilidad de establecer una relación
con Betsy (aunque esa posibilidad sólo estuviera en su cabeza), al intento de
huida de la prostituta adolescente, a la influencia del pasajero celoso y
enfermo y al agrietamiento de su propia evolución de solitario, Travis pasa a
otra etapa: comienza a fantasear con armas, con comenzar su propio programa de
limpieza social, con sacar su furia silenciosa. En una escena magistral, en la
que platica con otro taxista de noche, un conocido suyo al que le dicen Mago,
interpretado de maravilla por el espléndido Peter Boyle (1935–2006), Travis
intenta decirle que algo no está bien, en él o en el mundo, y que él es capaz
de hacer algo, pero no puede articularlo, y el Mago, que tampoco termina de
entender qué pasa, trata de darle un consejo amistoso, pero tampoco es capaz de
articularlo con propiedad. El diálogo y las interpretaciones son una maravilla.
Así, Travis compra varias pistolas, diseña y construye un
artefacto para portar una pistola pequeña en el brazo y hacerla descender con
rapidez a su mano, y ensaya ante el espejo. Esta es la famosísima escena del
monólogo de «Are you talkin' to me?» Es cómica, ridícula y aterradora al mismo
tiempo. Y nos acercamos a la recta final, en donde Travis intenta «salvar» a
Iris, la prostituta adolescente, un final muy violento que hace cuatro décadas
le trajo muchos problemas a Scorsese, pues tuvo que hacer algunos ajustes para
no tener que reeditar el final y, al mismo tiempo, evitar que la cinta obtuviera
la temida clasificación «X», destructora de cualquier posibilidad comercial de
un film (a menos de que fuera pornográfico, por supuesto). Hay que agregar que
a esa escena se le hicieron cortes en diversos países en el momento de su
estreno original y para su exhibición en televisión.
La música de la cinta fue compuesta ni más ni menos que por
Bernard Herrmann (1911–1975), compositor de la música de muchas películas
incluidas Psycho y Vértigo (de Hitchcock). Murió poco después de
terminar de dirigir la grabación de la música para Taxi Driver, y por
eso la cinta está dedicada a él.
Algunos de mis actores y cineastas preferidos actuaron,
escribieron o dirigieron esta cinta: Scorsese, Schrader, Keitel, Boyle y De
Niro. Ver Taxi Driver, en cine, 40 años después de su estreno, es toda
una experiencia (porque es mítica, porque es espléndida, porque está filmada y
editada con gran estilo. Además, esta oportunidad nos permite, también,
reflexionar sobre cómo ha evolucionado el cine en cuatro décadas. La
musicalización, el ritmo, la fotografía, la edición, pero también los temas han
cambiado. Taxi Driver (como El exorcista y Apocalipsis ahora),
pertenece a un tipo de cine que en nuestro tiempo simplemente no se puede
hacer, porque a las grandes compañías productoras ya no les interesa. Taxi
Driver, vista a 40 años de distancia, nos parece, sin lugar a dudas, una
película de autor.
Vale la pena comentar que Taxi Driver es la película número
80 sobre 250, según las votaciones de los usuarios, en el sitio de información
cinematográfica IMDb.
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Taxi Driver
Dirección:
Martin Scorsese
Guión: Paul
Schrader
Fotografía:
Michael Chapman
Edición: Tom
Rolf y Melvin Shapiro
Dirección de arte: Charles Rose
Vestuario:
Ruth Morley
Música: Bernard Herrmann
Con: Robert
De Niro, Peter Boyle, Harvey Kaitel, Cybill Shepherd, Albert Brooks y Jodie
Foster, entre otros.
Género: Drama,
Crimen
País: EE.UU.
Año: 1976
Duración: 113 minutos
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