Guasón
(Joker, Estados Unidos, Canadá, 2019)
de Todd Phillips
Jesús Guerra
Arthur
vive con su madre, Penny Fleck (la siempre estupenda Frances Conroy), en un
humilde departamento de un edificio destartalado en Ciudad Gótica (Gotham).
Estuvo en un hospital psiquiátrico alguna vez y desde entonces depende de la
seguridad social para su tratamiento. En una ocasión pide que la
psicóloga-trabajadora social-asistente le diga al médico que le aumente la
dosis. La mujer le dice que de cuál medicamento si toma siete diferentes. En
otra entrevista él le dice que lo único que quiere es no sentirse tan mal.
Para
colmo, la ciudad es un caos que empeora: hay mucho ruido, todo el tiempo, en
todas partes; y la gente es cada vez más agresiva (todo el tiempo, en todas
partes). Un día un grupo de jóvenes le roba el cartel con el que trabaja afuera
de una tienda. Arthur corre detrás de ellos varias cuadras y en un callejón le
rompen el cartel en el rostro y lo patean entre todos, porque sí, por gusto.
¿No tiene la impresión de que todo empeora?, le pregunta en una ocasión a la
trabajadora social que le da las recetas para sus medicamentos. Y sí, todo
empeora. La mujer le dice que el centro de asistencia en el que están va a
cerrar sus puertas porque les quitaron el presupuesto. ¿Y quién me va a dar mis
medicinas? La mujer le responde que a la gente del gobierno no le importa la gente
como él... ni como ella.
Arthur
admira a Murray Franklin (Robert De Niro), un cómico que tiene un exitoso talk-show
nocturno, y cuando ve el programa junto a su madre, él se imagina que está
entre la audiencia en el estudio de televisión, y que le llama la atención a
Murray y éste lo hace pasar al escenario y lo abraza... Esa admiración y esa
necesidad de reconocimiento, de admiración, de aplausos (él mismo le dice a su
psicóloga que toda su vida ha tenido la sensación de que no existe), impulsa su
deseo de convertirse en un cómico, y hace apuntes para chistes en un cuaderno
que también es su diario, e incluso una noche se presenta en un club de
humoristas con noches de aficionados, presentación que tiene consecuencias
catastróficas. La presión económica es demasiada, su historial familiar es muy
pesado y la sociedad que lo rodea es espantosa. Arthur Fleck, enfermo mental,
solitario y pobre, no puede sino quebrarse o explotar.
La
película es extraordinaria. Joaquin Phoenix encarna a la perfección a Arthur
Fleck (adelgazó 23 kilos para esta interpretación y creó dos tipos de
carcajadas diferentes, la que Arthur manifiesta en sus ataques de risa fuera de
lugar, y una aguda y falsa que utiliza cuando intenta mezclarse, integrarse con
quienes le rodean, entre el público viendo a un cómico o en su lugar de trabajo
con los compañeros). Sin embargo, para mí lo más extraordinario es la dirección
y la fotografía. La cinta transcurre en 1981, así que filmaron la película como
si hubiese sido hecha en ese momento, en realidad un poco más atrás: la
película es una cinta de los años 70. No sólo en su fotografía sino en sus
encuadres y ángulos de cámara y, esto es fundamental, en su tratamiento de la
historia y de los personajes, en la estructura y en el ritmo. Es una cinta
bastante más lenta que las actuales, pero también nos muestra personajes más
complejos. Al ver este filme uno se acuerda de inmediato de películas como Taxi
Driver (Martin Scorsese, 1976) y Tarde de perros (Dog Day
Afternoon, Sidney Lumet, 1975; incluso Joaquin Phoenix nos recuerda al
personaje de Sal, de esta cinta, interpretado por John Cazale, actor prematuramente
fallecido en 1978, por su delgadez y el pelo medio largo, siempre despeinado).
Es
extraordinaria, también, porque, aunque es evidente que la película es parte
del mundo del cómic por las referencias al universo de Batman (la ciudad es
Gotham, el padre de Bruce Wayne —Bruce aquí aparece como un niño— es Thomas
Wayne (Brett Cullen), quien aquí lanza su candidatura para alcalde, Alfred se
convierte en Joker), no se parece en nada a las adaptaciones (excesivas en
nuestros días) de cómics. Uno podría olvidarse por completo de los cómics con
este filme, lo que vemos en pantalla es la terrible historia de Arthur Fleck.
Y
algo aún más sorprendente es que ninguna película anterior de la filmografía
del coguionista y realizador de Joker, Todd Phillips, nos indicó, nunca
(por lo menos a mí), que él podría escribir y dirigir una cinta como ésta. Todd
Phillips es el director de comedias estudiantiles bobas como Road Trip (2000)
y Old School (2003), de la adaptación cinematográfica de la antigua
serie Starsky & Hutch (2004), y luego de las exitosas comedias
(bobas pero eficientes) llamadas ¿Qué pasó ayer? (The Hangover,
2009; con su segunda parte en 2011 y la tercera en 2013). ¿De dónde salió el
cineasta capaz de hacer un estudio sobre la alienación, mental y social, como Joker?
Misterios del cine.
La
escena final de esta cinta es interesantísima, y no me refiero al caos de la
revuelta ciudadana convertida en convención de payasos fuera de control, sino a
la escena en el psiquiátrico, la cual, entre otras cosas, nos obliga a repensar
la película completa. ¿Qué escenas de las anteriores han sucedido
exclusivamente en la mente delirante de Arthur?
Por
supuesto, Joker no pretende justificar el crimen, ni siquiera a Arthur,
lo que quiere es que comprendamos al personaje central. Comprender no es
justificar. La obra no es un ejemplo a seguir para nadie, ninguna obra lo es.
Las novelas y las películas lo que pretenden es mostrarnos el mundo desde una
cierta perspectiva. Y por lo tanto tampoco pueden ser moralistas ni
pedagógicas. Las obras no deben tener moraleja. Milan Kundera dice que las
novelas deben de ser ambiguas (es decir, moralmente ambiguas) porque la
realidad también lo es. El arte es un espejo no un manual de instrucciones. El
arte lo que pretende es hacer reflexionar al espectador, no darle consignas. Joker,
además de contarnos el origen del villano del universo de Batman, es el retrato
de un enfermo mental en una sociedad indiferente. El arte, los artistas, hace
una parte del trabajo. Los espectadores debemos hacer la nuestra. El espectador
debe aprender a interpretar lo que ve y lo que escucha. Joker es, en
todo caso, una llamada de atención.
La
estupenda e intensa música es de Hildur Guðnadóttir
(compositora nacida en Islandia en 1982), que ha musicalizado, entre otras
obras, la miniserie Chernobyl (2019), y las películas Sicario: Day of
the Soldado (Stefano Sollima, 2018) y Journey's End (Saul Dibb,
2017).
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Guasón (Joker)
Dirección: Todd Phillips
Guión: Todd Phillips, Scott Silver, basados en
personajes de Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson
Fotografía:
Lawrence Sher
Edición: Jeff
Groth
Diseño de producción: Mark Friedberg
Dirección de arte: Laura Ballinger
Música: Hildur
Guðnadóttir
Con: Joaquin
Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, Shea
Whigham, y Bill Camp, entre muchos otros.
Género:
Thriller, Crimen, Drama
País: Estados
Unidos, Canadá
Idioma: Inglés
Año: 2019
Duración: 122
minutos
a mi también me pareció extraordinaria. Particularmente que el Jocker me parece que es el resultado de una sociedad fría, indiferente, cada vez mas marginados, mas soledad.
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