domingo, 1 de marzo de 2015

Kingsman: El servicio secreto, de Matthew Vaughn





Kingsman: El servicio secreto
(Kingsman: The secret service; Inglaterra, 2014)
de Matthew Vaughn

Jesús Guerra

En una operación militar en un país del medio oriente, un inglés se sacrifica para salvarle la vida a tres de sus compañeros. Uno de ellos es Harry Hart (Colin Firth), cuyo nombre en código es Galahad (todos los agentes de la agencia supersecreta de agentes y espías Kingsman tienen nombres de caballeros de la mesa redonda, y por supuesto el líder es Arthur, interpretado aquí, aunque lamentablemente con muy poco tiempo en pantalla, por Michael Caine). Harry Hart va a ver a la viuda del héroe y le entrega una medalla que contiene un número de teléfono y le dice unas palabras que funcionan como contraseña, que ella deberá decir a quien le responda al llamar cuando necesite algún tipo de ayuda. La mujer se niega a recibir la medalla así que Harry se la entrega al hijo del héroe.




Años después, un tal profesor Arnold (Mark Hamill, sí, el Luke Skywalker de las primeras películas de Star Wars) se encuentra secuestrado por unos rufianes. Tocan a la puerta del sitio en el que se encuentran, y entra el agente Lancelot (Jack Davenport) quien luego de una serie de piruetas asesina a todos los rufianes, cuando termina alguien más toca a la puerta, Lancelot abre y una chica lo parte en dos de una patada. La chica es Gazelle (Sofia Boutella), una joven que también sabe hacer piruetas y dar patadas, pero ella tiene prótesis en los pies, de esas que sirven para correr pero en este caso están afiladas (muy afiladas). De nuevo tocan a la puerta y es el jefe de Gazelle, el multimillonario Valentine (Samuel L. Jackson), quien se apropia del tal Arnold.




En el cuartel de Kingsman (que se encuentra detrás de una muy refinada sastrería londinense), Merlín (Mark Strong), Arthur y Galahad, o sea Harry, hablan sobre la muerte de Lancelot y se ponen de acuerdo para comenzar el proceso de conseguir al sustituto del agente asesinado. (Cada agente lleva a un o una joven con aptitudes para el trabajo en cuestión. Los agentes son como los padrinos. Se realiza el entrenamiento y el mejor se queda con el puesto libre.)




Por coincidencia, en esas fechas el joven hijo del héroe que salvó años atrás la vida de Harry y otros agentes, se encuentra en apuros. Se llama Gary Unwin y le dicen Eggsy. Su madre anda con un mafioso de barrio que les hace la vida imposible a ella y a Eggsy, y éste, por las circunstancias en que vive, es un chico rebelde. Cuando termina a punto de ser encarcelado por robarse un auto de uno de los mafiosos de la banda del novio de su madre, se le ocurre llamar al número de teléfono de la medalla que le dio Harry años atrás, da la contraseña, y un rato después está libre y platicando con Harry en un pub, al cual llega el mafioso al que Eggsy le robó el auto y Harry le da una demostración a Eggsy de lo que un caballero de Kingsman es capaz de hacer cuando está molesto. Por supuesto, Eggsy es el joven recomendado por Galahad para el entrenamiento, el cual es muy oportuno ya que la agencia supersecreta va a lanzarse a la guerra contra Valentine, que resulta ser el típico genio-loco-multimillonario que está a punto de comenzar su campaña para apoderarse del mundo y deshacerse de la mitad de la población del planeta...




Kingsman: El servicio secreto está basado —sí, obviamente— en un cómic (de Mark Millar y Dave Gibbons). Un cómic que a su vez es una suerte de homenaje hipertrofiado a cintas de agentes secretos tipo James Bond (género que ya de por sí es una versión exagerada de cintas y novelas de espías). Tiene la ventaja de no tomarse en serio, así que resulta entretenida, pero no tan divertida como se supone que debería de ser. Está bien hecha. Se deja ver, pero hay que reconocer que si no fuera por la presencia de Mark Strong, Michael Caine, Samuel L. Jackson y, en este caso, sobre todo de Colin Firth, que con su sola presencia elevan el nivel de esta obra, Kingsman no llegaría a ser lo que es, que no obstante lo anterior no creo que sea realmente gran cosa.




El productor, coguionista (junto con Jane Goldman) y director de esta película, Matthew Vaughn, ha producido entre otras cintas Lock, Stock and Two Smoking Barrels y Snatch, ambas escritas y dirigidas por Guy Ritchie (ex marido de Madonna), realizador que si bien tiene altibajos enormes, es un director mucho más competente, y si lo menciono es porque Vaughn (marido de la supermodelo Claudia Schiffer) parece intentar copiar el estilo de Ritchie, su amigo (Vaughn fue el padrino de Ritchie cuando se casó con Madonna). Sin embargo, como ya apunté, la película se deja ver y es entretenida (aunque quizá sea mejor para verla por TV en una noche de insomnio). Lo que sucede es que es una de esas películas en las que la idea central y el diseño de producción son mejores que la obra terminada. Hay una escena que vale la pena subrayar, por la manera en que está realizada, y tiene que ver con una serie de coloridas explosiones de cabezas...

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Kingsman. El servicio secreto (Kingsman: The Secret Service). Dirección: Matthew Vaughn. Guión: Jane Goldman y Matthew Vaughn, basado en el cómic The Secret Service, de Mark Millar y Dave Gibbons. Música: Henry Jackman y Matthew Margeson. Fotografía: George Richmond. Diseño de producción: Paul Kirby. Con: Michael Caine, Colin Firth, Samuel L, Jackson, Mark Strong, Taron Egerton y Sofia Boutella, entre otros. 129 minutos.



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