Kingsman: El servicio secreto
(Kingsman: The secret service; Inglaterra, 2014)
de Matthew Vaughn
Jesús Guerra
En una operación militar en un país del medio oriente, un
inglés se sacrifica para salvarle la vida a tres de sus compañeros. Uno de
ellos es Harry Hart (Colin Firth), cuyo nombre en código es Galahad (todos los
agentes de la agencia supersecreta de agentes y espías Kingsman tienen nombres
de caballeros de la mesa redonda, y por supuesto el líder es Arthur,
interpretado aquí, aunque lamentablemente con muy poco tiempo en pantalla, por
Michael Caine). Harry Hart va a ver a la viuda del héroe y le entrega una
medalla que contiene un número de teléfono y le dice unas palabras que
funcionan como contraseña, que ella deberá decir a quien le responda al llamar
cuando necesite algún tipo de ayuda. La mujer se niega a recibir la medalla así
que Harry se la entrega al hijo del héroe.
Años después, un tal profesor Arnold (Mark Hamill, sí, el
Luke Skywalker de las primeras películas de Star Wars) se encuentra
secuestrado por unos rufianes. Tocan a la puerta del sitio en el que se
encuentran, y entra el agente Lancelot (Jack Davenport) quien luego de una
serie de piruetas asesina a todos los rufianes, cuando termina alguien más toca
a la puerta, Lancelot abre y una chica lo parte en dos de una patada. La chica
es Gazelle (Sofia Boutella), una joven que también sabe hacer piruetas y dar
patadas, pero ella tiene prótesis en los pies, de esas que sirven para correr
pero en este caso están afiladas (muy
afiladas). De nuevo tocan a la puerta y es el jefe de Gazelle, el
multimillonario Valentine (Samuel L. Jackson), quien se apropia del tal Arnold.
En el cuartel de Kingsman (que se encuentra detrás de una
muy refinada sastrería londinense), Merlín (Mark Strong), Arthur y Galahad, o
sea Harry, hablan sobre la muerte de Lancelot y se ponen de acuerdo para
comenzar el proceso de conseguir al sustituto del agente asesinado. (Cada
agente lleva a un o una joven con aptitudes para el trabajo en cuestión. Los
agentes son como los padrinos. Se realiza el entrenamiento y el mejor se queda
con el puesto libre.)
Por coincidencia, en esas fechas el joven hijo del héroe
que salvó años atrás la vida de Harry y otros agentes, se encuentra en apuros.
Se llama Gary Unwin y le dicen Eggsy. Su madre anda con un mafioso de barrio
que les hace la vida imposible a ella y a Eggsy, y éste, por las circunstancias
en que vive, es un chico rebelde. Cuando termina a punto de ser encarcelado por
robarse un auto de uno de los mafiosos de la banda del novio de su madre, se le
ocurre llamar al número de teléfono de la medalla que le dio Harry años atrás,
da la contraseña, y un rato después está libre y platicando con Harry en un
pub, al cual llega el mafioso al que Eggsy le robó el auto y Harry le da una
demostración a Eggsy de lo que un caballero de Kingsman es capaz de hacer
cuando está molesto. Por supuesto, Eggsy es el joven recomendado por Galahad
para el entrenamiento, el cual es muy oportuno ya que la agencia supersecreta va
a lanzarse a la guerra contra Valentine, que resulta ser el típico
genio-loco-multimillonario que está a punto de comenzar su campaña para
apoderarse del mundo y deshacerse de la mitad de la población del planeta...
Kingsman: El servicio secreto está basado —sí, obviamente— en un
cómic (de Mark Millar y Dave Gibbons). Un cómic que a su vez es una suerte de
homenaje hipertrofiado a cintas de agentes secretos tipo James Bond (género que
ya de por sí es una versión exagerada de cintas y novelas de espías). Tiene la
ventaja de no tomarse en serio, así que resulta entretenida, pero no tan
divertida como se supone que debería de ser. Está bien hecha. Se deja ver, pero
hay que reconocer que si no fuera por la presencia de Mark Strong, Michael
Caine, Samuel L. Jackson y, en este caso, sobre todo de Colin Firth, que con su
sola presencia elevan el nivel de esta obra, Kingsman no llegaría a ser
lo que es, que no obstante lo anterior no creo que sea realmente gran cosa.
El productor, coguionista (junto con Jane Goldman) y
director de esta película, Matthew Vaughn, ha producido entre otras cintas Lock,
Stock and Two Smoking Barrels y Snatch, ambas escritas y dirigidas
por Guy Ritchie (ex marido de Madonna), realizador que si bien tiene altibajos
enormes, es un director mucho más competente, y si lo menciono es porque Vaughn
(marido de la supermodelo Claudia Schiffer) parece intentar copiar el estilo de
Ritchie, su amigo (Vaughn fue el padrino de Ritchie cuando se casó con
Madonna). Sin embargo, como ya apunté, la película se deja ver y es entretenida
(aunque quizá sea mejor para verla por TV en una noche de insomnio). Lo que sucede
es que es una de esas películas en las que la idea central y el diseño de
producción son mejores que la obra terminada. Hay una escena que vale la pena
subrayar, por la manera en que está realizada, y tiene que ver con una serie de
coloridas explosiones de cabezas...
. . . . . . . . . . . . . . .
Kingsman. El
servicio secreto (Kingsman: The Secret Service). Dirección: Matthew Vaughn. Guión: Jane
Goldman y Matthew Vaughn, basado en el cómic The Secret Service, de Mark
Millar y Dave Gibbons. Música: Henry Jackman y Matthew Margeson. Fotografía:
George Richmond. Diseño de producción: Paul Kirby. Con: Michael
Caine, Colin Firth, Samuel L, Jackson, Mark Strong, Taron Egerton y Sofia
Boutella, entre otros. 129 minutos.
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