El rapto
(The
vanishing, EEUU, 1993)
de George Sluizer
Jesús
Guerra
Barney
(Jeff Bridges, a medio camino entre la excelencia y la sobreactuación) es un
tipo extraño. Un padre de familia cuya hija, Denise, está convencida de que
tiene una relación extramarital, y cuando se lo pregunta, le dice que no lo
culpa, teniendo en cuenta a su madre (de ella, claro). Barney es,
aparentemente, un hombre normal, con esposa y una hija que lo ayuda a arreglar
una cabaña, la misma que Barney utiliza para planear un rapto, y en donde
experimenta en sí mismo, por ejemplo, la duración de los efectos del líquido
que usará, embebido en un pañuelo, para dormir a su futura y anónima víctima:
decide escogerla al azar.
Por
otra parte, vemos a una pareja de jóvenes hiperenamorados, Jeff (Kiefer
Sutherland) y Diane (Sandra Bullock), que experimenta un disgusto momentáneo,
el cual sirve para que de inmediato sostengan una sentida reconciliación y se
juren amor eterno del tipo “hasta que la muerte nos separe”.
La
pareja viaja en una bonita vagoneta y se encuentra por los alrededores del
volcán Santa Elena —un paraje desolado—. Lleva un par de bicicletas sobre la
vagoneta; representa, pues, a la saludable y feliz pareja de los años 90. Al
llegar a una gasolinera, Diane decide entrar al baño y luego ir a comprar un
refresco para ella y una cerveza para Jeff, quien, inexplicablemente, decide
quedarse en el automóvil (en el que ha pasado horas) y tontear alrededor del
vehículo con una pelotita. Pero claro, quién puede sospechar que el mal acecha
en el interior de un local tipo Oxxo… Ahí está Barney también, a la búsqueda de
su víctima.
Pasan
los minutos, y Jeff se desespera. Va a buscar a Diane y, por supuesto, no la
encuentra. Ha desaparecido (en inglés, este film se llama The Vanishing, es decir, ‘la desaparición’). Una correcta elipsis
nos permite enterarnos, por medio de un cartel de los colocados por Jeff, que
“hace tres años desapareció esta chica”, con la foto de Diane. Barney ha
seguido con su vida, común y corriente. Jeff está obsesionado con la
desaparición de Diane.
Una
noche, Jeff conoce a una mesera, Rita (Nancy Travis), en un restaurante y
pronto se van a vivir juntos, aunque a ella la pone celosa la obsesión de Jeff
por saber qué ocurrió con su exnovia. Incluso lo entrevistan en uno de los muy
comunes talk shows de los Estados
Unidos. El entrevistador le dice a Jeff: “Imagínate que el secuestrador nos
está viendo ahora. ¿Qué le dirías?”, a lo que el joven responde que quisiera
conocerlo, ya que lo que quiere es saber qué sucedió. Y Barney, obviamente,
está viendo la televisión con su hija.
Barney,
por esa extraña personalidad que tiene, decide que esa petición de Jeff es algo
así como un reto y, además, que su “oponente”, por su obsesión, es “digno de
él”. Y va a buscar a Jeff. Barney le hace una propuesta: “Si quieres saber qué
le pasó a Diane, tienes que venir conmigo”; y más tarde: “Si quieres saber,
tienes que pasar por todo lo que ella pasó”. Aquí está la clave de la cinta.
Jeff tampoco es un tipo del todo normal —aunque la cinta falla al proponérnoslo
sólo como una especie de adolescente que colecciona pósters— y aun sabiendo que
le puede suceder cualquier cosa, decide aceptar el reto, esto es, quedar en
manos de su oponente para que éste le haga exactamente lo mismo que tres años
antes le hiciera a su novia, sin tener idea de qué pudiera ser. ¿Es esto
razonable? No, claro, pero a Jeff lo que lo ha atormentado todo este tiempo es
ignorar lo que hay en torno a lo que sucedió.
Uno
no necesariamente estará de acuerdo con el final de esta cinta realizada por
George Sluizer, pero es innegable que la propuesta básica es interesantísima,
además de que le da en el clavo a una de las paranoias más comunes en la gente:
¿y si desapareciera la persona con la que estoy? Y más en una situación así.
Nuestro acompañante entra a una tienda… ¿y si no vuelve a salir?
La
cinta funciona muy bien la mayor parte del tiempo debido a que está basada,
precisamente, en la duda, el elemento argumental que dispara el mecanismo del
suspenso. La duda no es sólo del espectador, sino también del “héroe”. El miedo
del personaje (y me resisto a denominarlo personaje
central, pues es tan central e importante como lo es Barney) remueve los
miedos del espectador y empeoran cuando Barney le confiesa a Jeff que ese rapto
fue sólo un experimento, una manera de demostrarse que era tan capaz de hacer
el bien (ya le había salvado la vida a una niña en una alberca) como el mal, y
que por ello decidió raptar a una mujer para hacerle “lo peor” (“¿La mató?”,
pregunta Jeff. Barney responde que matarla no hubiera sido lo peor).
En
esta película el mal se confabula con el azar (el destino, dirán algunos) para
crear un instante terrible que puede cambiar la vida de sus protagonistas. Por
eso, justamente, funciona este film, porque aun si usted considera increíbles
algunos momentos de esta historia, la verdad es que nos muestra nuestra
constante fragilidad.
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Las reseñas de la sección Cine de Hoy
(2001-2010), y muchas de Cine de Ayer
(1971-2000), salvo aclaración, fueron escritas en las fechas del estreno en
México de esas obras, en salas de cine o en video, y son publicadas aquí (más o
menos) como fueron publicadas en su momento en medios impresos de Coahuila.
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Actualización:
George Sluizer, nacido en París, Francia, en 1932,
y fallecido en Ámsterdam, Holanda, en 2014, dirigió: João en het mes (1972), Twee
vrouwen (1979), Tepito sí (un
corto de 1982, producido por México, con Lilia Aragón y Fernando Balzaretti), Red Desert Penitentiary (1985), Spoorloos (1988, primera versión de The Vanishing, producida por Holanda y
Francia), Crimetime (1996), Mortinho por Chegar a Casa (1996), The Commissioner (1998), La balsa de piedra (2002, basada en la
novela de Saramago), y Dark Blood
(2012).
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El
rapto (The
vanishing). Dirección: George Sluizer. Guión: Todd Graff, basado en la novela de Tim Krabbé. Fotografía:Peter Suschitzki. Edición: Bruce Green. Diseño de producción: Jeannine Oppewall.
Música: Jerry Goldsmith. Con: Jeff Bridges, Kiefer Sutherland,
Nancy Travis, Sandra Bullock, y Park Overall, entre otros. País: EEUU. 1993. 120 minutos.
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