miércoles, 6 de julio de 2016

Trilogía sucia de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez






Trilogía sucia de La Habana
de Pedro Juan Gutiérrez

Jesús Guerra

Pedro Juan Gutiérrez es un escritor cubano que se ha vuelto imprescindible, por lo menos algunos de sus libros lo son. Un escritor francamente interesante que goza de un estatus envidiable de autor de culto, y no sólo en su país, no sólo en América Latina, sino también en Europa y no sé en cuántas otras regiones del planeta.

Pedro Juan Gutiérrez nació en la ciudad de Matanzas, Cuba, en el año de 1950. Luego de un servicio militar de cuatro años (de 1966 a 1970), tuvo una variedad de trabajos, fue «obrero agrícola y de la construcción, soldado (zapador especialista en demoliciones), profesor de dibujo técnico, dirigente sindical, constructor, locutor, periodista y actor de radio, entre otros oficios. En 1978 obtuvo el título de Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana, mediante un curso especial para trabajadores. Recibía clases únicamente los miércoles y el resto de la semana estudiaba solo». (Los entrecomillados provienen del sitio de internet del autor: http://pedrojuangutierrez.com/)

«“Lo único que quiero en la vida es ser escritor”, se dijo muchas veces a sí mismo, hasta que la frase se le grabó en la mente. “Quiero escribir de un modo tan natural que no parezca literatura”. Quizás por eso jamás se acercó a grupos de escritores ni estudió literatura. No quería contaminarse con ideas ajenas. “Tengo que tener muchas mujeres, viajar todo lo que pueda y conocer todo tipo de gente”. El periodismo lo ayudó mucho en esto último». Como periodista trabajó en radio, televisión, una agencia noticiosa y en la revista Bohemia.




En la década de los 80 realizó diversas investigaciones en su país, así como en Brasil, en la frontera entre Estados Unidos y México y en el sur de España, y los reportajes resultantes le hicieron ganar algunos premios nacionales. Visitó también la Unión Soviética y Alemania Oriental, y en 1987 publicó un libro sobre astronáutica, Vivir en el espacio. «En esa década comenzó a escribir Melancolía de los leones, libro que le llevó unos trece años de elaboración y que de algún modo es un pequeño homenaje a Franz Kafka y Julio Cortázar, sus dos escritores de culto».

Dice en su sitio que «se dedicó con paciencia, disciplina y rigor a aprender a escribir. Fue una búsqueda a ciegas. No conocía el camino. No sabía exactamente qué buscaba ni hacia dónde iba», que escribía poemas y cuentos, los retrabajaba de manera obsesiva y luego los guardaba, y que aún conserva en su casa «miles de poemas, cientos de cuentos y dos novelas, todos inéditos. A veces relee algunas páginas, se ríe de sí mismo y comprende que aprender a escribir de un modo medianamente aceptable le llevó más de treinta años».

Pedro Juan Gutiérrez también es artista plástico. Desde la década de los ochenta experimenta con la poesía visual, y ha expuesto obras suyas en más de 20 países. Como pintor trabaja en la línea del «abstraccionismo matérico». «Sus obras se encuentran en colecciones privadas de unos quince países, entre ellos Suecia, Alemania, España, Estados Unidos, México, Argentina y Brasil».


Edición en inglés


A fines de los años 90, envió a una editorial cubana un libro suyo, o una trilogía, pues el volumen estaba compuesto de tres breves libros de relatos. Pero en la editorial se asustaron con el realismo del libro, un realismo que, además, podía ser peligroso en términos políticos, y le dijeron que no lo iban a publicar y se lo regresaron. El libro, por fortuna, terminó en la editorial española Anagrama, la cual lo publicó en 1998 con el título Trilogía sucia de La Habana. En su sitio de internet dice: «El éxito de crítica y público fue instantáneo. El 11 de enero de 1999, sin explicaciones, la revista Bohemia prescindió de los servicios de Pedro Juan Gutiérrez».

«De esa forma concluía una larga etapa de veintiséis años como periodista. Un amigo que lo vio preocupado le dijo: “Alégrate. Lo que pasa conviene. Ahora tienes todo el tiempo para escribir”. Y eso hizo. Entre 1998 y 2003 publicó los cinco libros del Ciclo de Centro Habana, escribió tres libros de poesía y una novela policial. Dos de sus libros han obtenido reconocimientos relevantes: Animal tropical, el premio español Alfonso García-Ramos de Novela 2000, y Carne de perro, el premio italiano Narrativa Sur del Mundo, de 2003. Ahora se dedica sólo a pintar y escribir. Sigue viviendo en Centro Habana y se acerca lentamente a la serenidad. [...]»

Pedro Juan Gutiérrez tiene dos libros de no ficción, libros de poesía y novelas. Las más famosas son las cinco que componen el Ciclo de Centro Habana:

1. Trilogía sucia de La Habana
2. El rey de La Habana
3. Animal tropical
4. El insaciable hombre araña
5. Carne de perro.


Edición en portugués (de Brasil)


Tiene también los siguientes libros:

* El nido de la serpiente: Memorias del hijo del heladero
* Nuestro GG en La Habana (novela policiaca)
* Fabián y el caos
* Melancolía de los leones
* Cuentos de La Habana Vieja
* Diálogos con mi sombra

Tiene otros libros que están sólo publicados en Cuba. Los otros mencionados están casi todos publicados por la editorial española Anagrama, así que son relativamente fáciles de conseguir en México.

La Trilogía sucia de La Habana, como apunté más arriba, fue publicado originalmente en 1998, y ha seguido reimprimiéndose debido a su éxito. El volumen está formado por tres libros de relatos que tienen los siguientes títulos: «Anclado en tierra de nadie», «Nada que hacer» y «Sabor a mí». El primero consta de 22 relatos, el segundo de 18, y el tercero de 20, que dan un total de 60 relatos, algunos de dos páginas, los más largos de alrededor de ocho, que se dejan leer con asombrosa rapidez. La estructura del libro es interesante porque si bien es cierto que se trata de relatos independientes, al mismo tiempo funcionan como partes de una novela fragmentaria. Algunos de los relatos hacen referencia a otros, por lo menos de ciertos detalles, de algunos personajes, de anécdotas que se ramifican.


Edición francesa


El personaje central, que es el narrador de casi todos los relatos, se llama Pedro Juan. Es, obviamente, un alter ego del autor. Es y no es el autor, simultáneamente. PJG ha dicho en entrevistas que fue un acto muy consciente de su parte el tratar de confundir al lector, de borrar los límites entre la realidad y la ficción. De lo que no cabe duda es de que una buena parte del libro es «real». El autor ha dicho también que durante tres años escribió estos relatos casi como si fueran un diario. Le sucedían cosas, se enteraba de otras y las escribía. Aunque claro, las anécdotas en sí mismas fueron alteradas de manera literaria.

Cuando el libro salió a la venta en España, se dijo (y de hecho se sigue diciendo) que Pedro Juan Gutiérrez era una especie de Bukowski caribeño, o de un Henry Miller habanero. Hasta donde entiendo, el autor cubano no había leído a ninguno de los dos escritores, o por lo menos a Bukowsi, cuando escribió su libro, el primero del Ciclo de Centro Habana. Desde entonces se le quedó la fama, aunque Pedro Juan Gutiérrez se la ha pasado aclarando que él no es como Bukowski, aunque admira su obra, ahora que ya la ha leído. El Pedro Juan de la ficción es mujeriego, borracho, grosero. Es también un tipo muy divertido, muy pragmático y muy desencantado de la vida en Cuba, aunque nunca ha pensado en irse a vivir a otra parte. El autor ha dicho que dentro de él hay en realidad muchos Pedritos que habitan fragmentos diferentes de su obra. Algunos son más oscuros que otros. Pero ninguno es él del todo, aunque por supuesto todos son parte de él.


Edición en alemán


La intención de Pedro Juan Gutiérrez ha sido siempre —lo cité más arriba— la de escribir de manera tan natural que lo que escribe no parezca literatura. Por eso, también, por naturalidad, hay tanto sexo en sus relatos, porque las relaciones sexuales forman parte de la vida, y por tanto de los fragmentos de vida que narra, aunque esas escenas, o por lo menos algunas de ellas, no tengan necesariamente una intención erótica. El narrador por lo general no se regodea en el sexo, simplemente no le saca la vuelta. Y es que, en realidad, no le saca la vuelta a nada. Su visión de la vida en La Habana de los años 90, quizás el período más crítico desde el punto de vista económico en Cuba, debido al derrumbe del bloque soviético, es impresionante. Pero tampoco nos lo cuenta de manera patética ni fatalista. Nos cuenta las cosas como son, en este caso como eran en ese momento. Y aunque algunas situaciones y algunos ambientes son aterradores, el libro es de una vitalidad sorprendente y admirable.

Su prosa está hecha con frases cortas. Va directo a lo que tiene que decir. Recrea muy bien los ambientes, pero no como paisaje, sino que todo forma parte de la acción y de la reflexión del personaje central. Sus relatos son contundentes. Y aunque a veces nos deja con los ojos abiertos por aquello que nos relata, su sentido del humor prevalece. No sólo es una manera de narrar, es también una manera de vivir. Él ha dicho que la música, el baile, la fiesta, el sexo y el ron, son parte esencial de los cubanos, y han sido responsables de haberles permitido superar etapas terribles de desesperación, miseria y hambre. Aquí se encuentra todo eso.

Al autor no le gustan las etiquetas. Así como niega ser como Bukowski, tampoco le gusta que a su literatura le pongan el sello de «realismo sucio» (como el del propio Bukowski y otros autores). Él dice que el realismo es realismo y punto. Sin embargo, entiende perfectamente que los marbetes ayudan a promocionar a un autor y a una obra, sobre todo si son, como lo era él a finales del siglo XX, unos completos desconocidos.




El asunto es que la (ahora famosa) Trilogía sucia de La Habana gustó cuando salió en España y en Hispanoamérica, y ha gustado en los países a cuyas lenguas se ha traducido (que son muchos), entre ellos: Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Portugal, Brasil, Holanda, Bulgaria, Eslovaquia, Israel, Croacia, Polonia, Noruega, Finlandia, Grecia, Rumania, y quizás otros más. Y sigue gustando, la prueba es que yo la recomiendo ahora, 18 años después de que se publicó por primera vez.

La Trilogía sucia de La Habana, como en general toda la obra de Pedro Juan Gutiérrez, admite muchas lecturas y relecturas. Una lectura política, una económica, una sociológica, una antropológica, psicológica, lingüística, erótica, sexual, y otras tal vez. Eso quizá dependa más del lector que del autor. Todo eso está ahí, pero yo los invito más que nada a hacer una lectura literaria, no en el sentido de que se pongan a hacer un sesudo análisis del texto (aunque por supuesto el libro invita a hacerlo), sino simplemente a que lo lean y lo disfruten. Pedro Juan Gutiérrez es un estupendo escritor y su obra, para quienes nos gusta, se convierte en una verdadera adicción. Eso sí, sus libros no son para puritanos.

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Les dejo aquí la liga a una estupenda charla con el autor, en video, a cargo de Raúl Verduzco, en Monterrey, Nuevo León, en el marco de la Cátedra Alfonso Reyes, de noviembre de 2014: https://www.youtube.com/watch?v=OhzMr8vLOjw

Y aquí la liga de su blog: http://pedrojuangutierrez.blogspot.mx/

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Trilogía sucia de La Habana. Pedro Juan Gutiérrez. Editorial Anagrama (está en las colecciones Narrativas Hispánicas y Compactos, y también en edición digital). 368 págs.


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