miércoles, 21 de diciembre de 2016

Siete manifiestos DADA, de Tristan Tzara




Siete manifiestos DADA
de Tristan Tzara

Jesús Guerra

Aunque el año 2017 está a punto de llegar, vale la pena recordar que 2016 es (aún) el centenario del inico del movimiento artístico, o «antiartístico», si se prefiere, llamado DADA, el cual fue fundado en 1916, en el famoso Cabaret Voltaire, de la ciudad suiza de Zúrich. Su fundador oficial es Hugo Ball, un escritor y poeta alemán nacido en 1886, pero murió pronto, en 1927, a los 41 años de edad. Uno de los primeros integrantes del movimiento DADA fue el poeta rumano, después nacionalizado francés, Tristan Tzara, cuyo verdadero nombre era Samuel Rosenstock, nacido en 1896, y fue él quien se volvió el personaje más emblemático del movimiento.


Para entender el movimiento DADA hay que tener en cuenta, sobre todo, que en 1916 la Primera Guerra Mundial llevaba dos años de destrucción y de matanzas como nunca se habían visto antes. La guerra terminó dos años después, pero en 1916 no podían saberlo, así que la guerra parecía interminable y apocalíptica. Zurich era una ciudad llena de gente de todas partes, entre ella, artistas e intelectuales europeos desilusionados de Europa. ¿Cómo era posible que la tan encumbrada razón de la cultura occidental hubiera conducido al sufrimiento, la destrucción y la muerte que significó la Primera Guerra Mundial? La reacción de los artistas fue el nihilismo, y el nihilismo del momento fue DADA, o dadaísmo.

 Cito a continuación los puntos principales de este movimiento, según el sitio web sobre arte The Art Story:

* DADA fue el primer movimiento de arte conceptual en el que el objetivo principal no fue la creación de objetos artísticos placenteros sino hacer obras que sorprendieran y espantaran a las sensibilidades burguesas y que plantearan preguntas difíciles acerca de la sociedad, del papel del artista y del propósito del arte.

* Los miembros del movimiento dadaísta estaban tan enfocados en oponerse a todo, que se oponían incluso a su propio movimiento, por lo menos teóricamente, pues uno de sus eslóganes era: «Dada es antidadá».

* Artistas como Hans Arp —que fue dadaísta y posteriormente surrealista—, centraron su atención en la incorporación del azar en la creación artística. Esto iba en contra de todas las normas de la creación artística tradicional, en la que la obra estaba meticulosamente planeada y fabricada. La introducción del azar en la producción artística fue una manera de los dadaístas de contraponerse a las normas artísticas y de cuestionar el papel del artista en el proceso artístico.

* Los artistas dadaístas son conocidos por la invención y la utilización de los llamados ready-made, que son objetos cotidianos a los que el artista les hace un mínimo cambio y los presentan como obras de arte. La intención era la mencionada anteriormente: el cuestionamiento del papel del artista, de la creatividad artística y del arte mismo y su función en la sociedad. Como ejemplo de los ready-made podemos mencionar quizás el más conocido de todos, el orinal que Marcel Duchamp presentó como una escultura llamada «La fuente», en 1917. Simplemente le dio la vuelta, es decir el respaldo del objeto quedó como base, y lo firmó con un nombre falso. Esta escultura es evidentemente una broma. Pero si a nosotros, a 100 años de distancia, nos da risa, aunque no deja de sorprendernos, en su momento ofendió a todo mundo. El hecho de poner un orinal en un contexto artístico (una galería o un museo) tiene varios significados. Lo curioso es que esta «escultura» se encuentra hoy en el Museo de Arte de Filadelfia.


Podemos decir, entonces, que el éxito del arte dadaísta significó la muerte del movimiento, un movimiento que pretendía burlarse del arte, espantar a los burgueses, y cuestionar a la sociedad.

Sin embargo, DADA produjo pocas obras. La mayor parte de su legado está en sus manifiestos, en sus poemarios, en sus revistas, y en las representaciones y shows en el Cabaret Voltaire. El verdadero arte dadaísta era un arte de cabaret, el espectáculo burlón. Quizá la mayor aportación del movimiento fue, entonces, su actitud.

Oficialmente el movimiento dada existió de 1916 a 1924... Pero fue la base para el surrealismo, liderado en Francia por André Breton.

Para comenzar a comprender el dadaísmo, y para celebrarlo a 100 años de su fundación, les recomiendo la lectura de un libro muy breve, pero imprescindible para los interesados en el arte y en la historia del arte. Se trata de Siete manifiestos DADA, de Tristan Tzara.

El manifiesto número siete lleva por título «Dada manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo», el cual está dividido en 16 partes. La parte octava lleva un subtítulo: «Para hacer un poema dadaísta», el cual transcribo a continuación:

Tome un periódico.
Tome unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.


En el segundo manifiesto DADA, de 1918, hay una frase clave, realzada tipográficamente (pues los dadaístas jugaban mucho con la tipografía), que es la siguiente: «Dada no significa nada». Y eso es importante, en cuanto a la coherencia del movimiento, porque Francis Picabia —diseñador, ilustrador, pintor y escritor francés, que formó parte del movimiento dadaísta y luego del surrealista— escribió lo siguiente: «Dada huele a nada, es nada, nada, nada».

El quinto manifiesto lleva por título el propio nombre del autor: «Tristan Tzara». Y comienza así:

¡Mírenme bien!
Soy idiota, soy un farsante, soy un bromista.
¡Mírenme bien!
Soy feo, mi cara carece de expresión, soy pequeño.
¡Soy como todos ustedes!"

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Siete manifiestos DADA. Tristan Tzara. Huberto Haltter. Tusquets Editores, colección Fábula. 66 págs.




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