Cincuenta sombras de Grey
(Fifty Shades of Grey,
EUA, 2015)
de Sam Taylor-Johnson
Jesús Guerra
Aclaro de entrada que no he leído la novela homónima en la cual se
basa la película Cincuenta sombras de
Grey (lo cual no quiere decir que no lo vaya a hacer), pero sí he leído
sobre ella. La primera noticia que tuve de esta obra fue que el primer tomo (o
la trilogía, no recuerdo si ya habían salido los tres) había sido retirado de
las bibliotecas públicas del conservador estado de Florida, en los Estados
Unidos, debido a que era muy solicitado por mujeres jóvenes y no era considerada
como una obra recomendable (por la autoridad respectiva). Luego de protestas y
controversias, los libros regresaron a las bibliotecas públicas de dicho
estado. Pero eso llamó mi atención, así que leí lo que pude sobre la obra. La
novela comenzó como "fan fiction" (la literatura que escriben los fans
de una obra utilizando los personajes y el universo de esa obra) de Twilight,
la saga de vampiros románticos para adolescentes. Después, E.L. James, la
autora, reescribió el texto ya con personajes propios y lo publicó como libro
electrónico. Cuando ya se vendía de esa manera la trilogía, una editorial
inglesa compró los derechos de publicación, la editó (es decir, la corrigió de
manera profesional) y comenzó a venderla como libros impresos y digitales. En
unas publicaciones he leído que la trilogía ha vendido 60 millones de
ejemplares, en otras que ha vendido 100 millones a nivel mundial, con
traducciones a medio centenar de lenguas.
Los lectores naturales de esta obra son las mujeres. Primero fueron
las mujeres casadas mayores de 30 años, después las estudiantes universitarias.
Se llegó a catalogar esta trilogía como «porno para mamás» y luego como «porno
para mujeres». Al parecer fue fundamental, por lo menos en los inicios del
fenómeno, que la obra pudiera ser leída en lectores electrónicos pues así fue
una lectura «discreta».
En cuanto a la crítica de lengua inglesa, parece ser que casi todos
los que se han ocupado del libro están de acuerdo en que está muy mal escrito
(y eso que ya lo leyeron corregido), sin embargo, en lo que no todos están de
acuerdo es en lo que significa el libro, o más bien, en lo que significa como
fenómeno cultural. A estas alturas ya todo el mundo debe de saber más o menos
de qué trata. Una relación sadomasoquista (bastante light, por lo menos
en la película), así, ¿se trata de un libro que refuerza los valores
tradicionales acerca de la dominación masculina en un mundo postfeminista, o
por el contrario, el hecho de que, por fin, las mujeres reivindiquen su
libertad de disfrutar del sexo (es decir, de escenas sexuales, leídas y ahora vistas
en cine), de alguna manera reivindica también algunas de las viejas batallas
feministas? ¿O las dos cosas al mismo tiempo? La cuestión no es sencilla.
Es hora de hablar de la versión cinematográfica. ¿De qué trata?
Anastasia Steele (Dakota Johnson, hija de Melanie Griffith y Don Johnson),
estudiante de letras, comparte casa con Kate (Eloise Mumford), estudiante de
periodismo. Kate tiene una cita para entrevistar al joven y apuesto
multimillonario Christian Grey (Jamie Dornan) para la revista de la escuela,
pero Kate está enferma de gripa, así que convence a la tímida Anastasia para
que vaya a realizar la entrevista. Anastasia es una muy, muy, muy típica (¿o
estereotipada?) estudiante de letras, así que va bastante mal arreglada a la
cita, y al entrar a las oficinas de Grey se siente intimidada por el ambiente serio
y refinado del lugar, y más con el apuesto multimillonario.
Al salir de la entrevista siente que le han quitado un peso de encima
pero, al mismo tiempo, siente que le ha encantado Grey, aunque sabe que no
tiene ninguna posibilidad de volver a verlo. Sin embargo, Grey llega a la
ferretería en donde Anastasia trabaja de medio tiempo, compra algunas cosas
(masking tape y una soga, entre ellas), y Anastasia aprovecha para decirle que
a Kate le gustaría tener una foto original para acompañar la entrevista, así
que él le entrega una tarjeta personal para que puedan ponerse de acuerdo. Y
cuando toman las fotos, Grey le pide a Anastasia que lo acompañe a tomar un
café... El asunto es que cuando ya está claro que ambos están interesados en
establecer algún tipo de relación, Grey le pone algunas condiciones, entre ellas
firmar un contrato de consentimiento. Le pide que lo analice, le dice que
algunos puntos son negociables, y que si está de acuerdo lo firme. Pero durante
los días en que Anastasia lo piensa, comienzan a tener relaciones. Y las
relaciones son cada vez más cercanas al tipo que le gustan a Grey.
Por lo que sé, las escenas «más fuertes» del libro fueron eliminadas
de la versión fílmica, y las que vemos en la película son en realidad muy
ligeras, casi dulces, casi románticas. ¿Y esto es lo que ha causado tanta
controversia, tanto escándalo, tantas expectativas? Más vale que el libro las
justifique, porque la cinta, la verdad, no. ¿Es simpática la película? Sí. ¿Se
deja ver? Sí. Técnicamente la cinta está bien hecha, tiene unos decorados
bastante buenos y una fotografía eficiente y hasta elegante (una elegancia de
revistas de modas y de decoración), la música de Danny Elfman es discreta (raro
en él), pues lo que llama la atención de los espectadores en el aspecto sonoro
son las canciones pop que acompañan ciertas secuencias. Las actuaciones, en
términos generales, son adecuadas. En cuanto al ritmo, es un tanto lenta, la
verdad un tanto aburrida de la mitad al final. Y eso por varios motivos. Para
empezar, el argumento, al igual que miles, quizá millones de novelas,
telenovelas y películas rosas (es decir obras realizadas específicamente para
mujeres) es básicamente Cenicienta. En este caso es la estudiante
romántica y medianamente pobre que se enamora del príncipe-empresario guapo y
millonario. Este aspecto (y no el de la relación mujer sumisa-hombre dominante)
es el que sí es absolutamente antifeminista. (¿Pero qué les pasó a las
feministas, que perdieron la guerra de esa manera?) Visualmente también es
antifeminista: mientras que a Anastasia se le ve desnuda varias veces, a
Christian sólo se le ven, muy brevemente, las nalgas por unos cuantos segundos.
Claro, quizá para evitar problemas con los sistemas de censura cinematográfica,
perdón, los sistemas de clasificación cinematográfica de los Estados Unidos y
de Inglaterra… ¿O sea que las mujeres no estaban dispuestas a presentar las
batallas necesarias para poder ver lo que quisieran en las pantallas
cinematográficas del mundo? Obviamente prefirieron no hacerlo.
Y es que estamos ante una película casi enteramente femenina: la
novela (de E.L. James), la dirección (de Sam Taylor-Johnson) y el guión (de
Kelly Marcel) son de mujeres. Curiosamente las tres son inglesas (de hecho la
tres nacieron en Londres), pero la historia está ubicada en los Estados Unidos
y la producción es estadounidense... Las tres trabajaron en una fantasía sexual
femenina en la que el hombre sólo muestra, las más de las veces, su torso
desnudo, mientras platica con Anastasia o mientras tienen relaciones o mientras
él toca lánguidas piezas clásicas al piano...
Entiendo que tanto en la novela como en la película el personaje
central, Anastasia, sea una chica sólo guapa, más o menos del montón, porque la
idea es que todas las lectoras y las espectadoras de la cinta puedan
identificarse con ella. Entiendo que el galán (es decir, el objeto del deseo)
sea más guapo que el promedio y además multimillonario, porque así pueden vivir,
a través de estas obras, su fantasía de Cenicienta... ¿pero ninguna de las tres
inglesas responsables de esta obra se puso a pensar que un tipo muy guapo y
multimillonario puede tener a cualquier o casi cualquier mujer del planeta (más
bella, más inteligente, más sensual, más
cualquier-cosa-que-se-les-ocurra-poner-aquí, y que además haga lo que él quiera)?
¿Por qué Grey se iba a enamorar de Anastasia? Además, él dice varias veces que
él no es del tipo romántico. ¿Por qué esa fantasía-terquedad femenina de
«redimir» al pervertido fetichista a través del amor?
Por supuesto que esta obra no tiene nada de subversiva, claro que
tampoco tiene la obligación de serlo. Es sólo una obra erótica (aunque se supone
que el verdadero erotismo es por naturaleza subversivo), pero tampoco es
precisamente una cinta «deliciosamente excitante». Sólo tiene algunas escenas
de erotismo ultraligero (aunque al parecer en el libro hay algunas más fuertes)
que hacen sentir a las espectadoras (y a las lectoras) muy modernas, liberadas
y aventureras, pero en realidad es la misma perspectiva de lo femenino de
siempre. No ha cambiado nada, o casi nada: ahora las mujeres ya van al cine en
grupo a ver una película erótica hecha para ellas, mientras que antes
consideraban al cine erótico como sólo para hombres. Eso ya es algo. Por lo demás,
ya era hora. Pero la historia es la misma, aunque más aburrida. Sin embargo,
claro, se puede ver. Lo que de plano no entiendo, en el caso de que se adapten
al cine los siguientes dos tomos es ¿qué más puede seguir? ¿Va a seguir esta
lucha entre el amor y el erotismo por otras cuatro horas? Más que una promesa
es una amenaza.
. . . . . . . . . .
Cincuenta sombras de Grey (Fifty Shades of Grey, 2015). Dirección:
Sam Taylor-Johnson. Guión: Kelly Marcel (basado en la novela homónima de
E.L. James). Fotografía: Seamus McGarvey. Música: Danny Elfman. Diseño
de producción: David Wasco. Con: Dakota Johnson, Jamie Dornan,
Eloise Mumford y Marcia Gay Harde, entre otros. País: EUA. 125 minutos.
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