No confíes en nadie
(Before I Go to Sleep, UK, USA, Francia,
Suecia, 2014)
de Rowan
Joffe
Jesús Guerra
Christine
(Nicole Kidman) despierta con expresión confundida, se levanta, va al baño y ve
una especie de collage de fotos de ella y de un hombre, con notas en post-it
que dicen cosas como «Ben, tu marido», y luego se ve en el espejo y se siente
más confundida aún. Cuando sale del baño, el hombre de las fotos (de hecho, el
hombre que estaba acostado a su lado cuando ella despertó) está sentado en la
cama, mirándola. Christine le pregunta: «¿Quién eres?» El hombre (Colin Firth)
le responde: «Soy Ben, tu marido». Ben le dice a Christine que ella ahora tiene
40 años, que sufrió un accidente hace varios años, que tiene amnesia y sus
últimos recuerdos son de cuando ella tenía veintitantos. A lo largo de la cinta
nos damos cuenta que Christine perdió varios años de memoria previos al
accidente, además de que perdió la capacidad de guardar información nueva. Cada
noche se le borran las memorias del día, y a la mañana siguiente tiene que
empezar de nuevo. Así que ese «¿Quién eres?» «Soy Ben, tu marido» y todas las
explicaciones subsecuentes son el inicio de cada mañana.
Pero hay cosas que Ben
no sabe. Unos momentos después de que él se va al trabajo, suena el teléfono,
Christine responde, y escucha la voz de otro hombre que le dice que habla el
doctor Nasch (Mark Strong), que es un psiquiatra que la ha estado tratando
últimamente, y le da unas instrucciones: que vaya a su clóset y busque en un
lugar específico, que encontrará una caja de zapatos en donde está una cámara,
que la encienda y vea los videos ahí grabados, que forman parte de una especie
de diario que ella ha estado llevando, y que en unos minutos más él pasará a
recogerla a su departamento para continuar el tratamiento, del cual Ben no sabe
nada y es preferible que las cosas sigan así.
Vemos varias
mañanas similares, y varios días, y cada día hay una sorpresa nueva para los
espectadores (además del resto de las sorpresas diarias para Christine). Hay
días en que ella sospecha que algo no está bien en la relación con Ben, hay
otros en que desconfía del psiquiatra. Y nosotros, lo espectadores, por
momentos comprendemos muy bien las reacciones de Christine y en otros nos
sorprenden. El problema real es que no tenemos manera de entenderla. ¿Cómo
puede experimentarse la vida cuando al despertar nos damos cuenta que hemos
envejecido 20 años con respecto a nuestros recuerdos de ayer? Es como viajar 20
años al futuro durante la noche. Todo ha cambiado pero nosotros no tenemos el
registro de esos cambios. Y las personas a las que vemos, que son desconocidas
para nosotros, nos dicen que tenemos una relación con ellas... ¿Cómo se puede
reaccionar a eso? ¿Con desconfianza absoluta, con una confusa depresión al comprender
la situación, o con miedo pero con urgencia optimista para solucionar nuestro
problema? Esto lo apunto porque he leído reseñas de esta cinta en las que
atacan a Nicole Kidman por su interpretación de Christine y otras en las que la
alaban. El problema es que en realidad no tenemos idea de cómo reaccionaríamos
nosotros en una situación así.
Nasch le dice
un día a Christine que su estado se debe a que ella fue golpeada 10 años atrás
y dada por muerta por su asaltante; así descubre Christine que Ben le miente,
pues esa misma mañana le explicó que ella había sufrido un accidente. Ben
reconoce que hay cosas que le oculta pero es para protegerla, y le explica que
eso él lo vive todos los días y hay algunos en que no puede con el peso
emocional de algunos temas. Otro día Christine descubre que tuvo un hijo. ¿Qué
más cosas le ocultan? ¿Y qué tantas cosas puede saber en un día de lo que le ha
ocurrido en dos décadas?
La tensión
aumenta con cada nueva sospecha, con cada detalle que no parece encajar, con
pistas que aparecen en sueños. La cinta es muy interesante y sumamente
disfrutable, tanto por el argumento como por las estupendas actuaciones de un
reparto de lujo. También, por lo menos en mi caso, gracias a un estilo de
filmación muy clásico (en fotografía, en trabajo de cámara y de edición),
sosegado y elegante, que nos permite concentrarnos en lo que sucede en pantalla
sin distraernos con cómo pasa. Es, por tanto, un filme menos espectacular que
la mal llamada Amnesia (Memento, 2000, Christopher Nolan), aunque
es cierto que tal vez le haya faltado experiencia o habilidad al
guionista-realizador, Rowan Joffe (hijo del también realizador Roland Joffé),
para hacer de esta película, basada en la novela homónima de S.J. Watson, una
obra mucho más intensa.
Curiosamente,
hace poco reseñé la cinta Kingsman: el servicio secreto (2014, Matthew
Vaughn), en la que también aparecen Colin Firth y Mark Strong, ambos estupendos
actores, los cuales sin necesariamente cambiar su aspecto son capaces de
interpretar personajes muy diferentes unos de otros. Sin que se trate de una
obra maestra, a mí me parece recomendable No confíes en nadie, entre
otras cosas porque forma parte de un tipo de cine que cada vez es más raro en
nuestra cartelera: el cine para adultos o, mejor dicho, el cine adulto. Vale la
pena apuntar que entre los muchos productores ejecutivos de esta cinta se
encuentra Ridley Scott.
No confíes en nadie se llama en inglés Before
I Go to Bed, es decir Antes de acostarme, que es como se llama en
algunos países; en otros se llama Antes de despertar. ¿Cuál título
prefieres?
. . . . . . .
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No confíes en nadie (Before I Go to Bed,
2014). Dirección y guión: Rowan Joffe, basado en la novela homónima de
S.J. Watson. Fotografía: Ben Davis. Edición: Melanie Oliver. Diseño
de producción: Kave Quinn. Música: Edward Shearmur. Con:
Nicole Kidman, Colin Firth y Mark Strong, en los papeles principales. Países:
Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Suecia. 92 minutos.
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