martes, 6 de enero de 2015

Gente de bien (Good People), de Henrik Ruben Genz





Gente de bien
(Good People)
de Henrik Ruben Genz

Jesús Guerra

Tom y Anna Wright (James Franco y Kate Hudson) son americanos y ahora viven en Londres, a donde se mudaron para «empezar de nuevo» luego de perder a su primer hijo en un aborto. Lo que les dio la oprtunidad de reiniciar su vida fuera de su país fue la casa que heredó Tom de su abuela. Una casa hipotecada y en muy mal estado. Tom la está arreglando pero ha metido en ella todo su dinero y los arreglos no parecen tener fin. Tom, además, trabaja en lo que puede pero no gana mucho, Y Anna es maestra en una escuela, es decir que tampoco gana bien. La casa rentada en la que viven está casi en tan malas condiciones como la de la abuela de Tom, así que tienen que subarrendar el sótano a un tipo que siempre tiene la televisión a todo volumen. Por si no estuvieran ya bastante mal, Anna está obsesionada con embarazarse de nuevo, para lo cual tienen un ritual mensual al que denominan «noches de sushi». Y para colmo, les llega un aviso para desalojar la casa.


Un día, luego de horas y horas de que el sonido de la TV de su inquilino no cesa ni un minuto, bajan para hablar con él pero lo encuentran muerto. Llaman a la policía. Se llevan el cadáver. Todo parece indicar muerte por sobredosis de heroína. Cuando Anna y Tom están juntando las cosas del difunto encuentran una bolsa con alrededor de 200 mil libras esterlinas (aproximadamente 4 millones y medio de pesos), o sea justo lo que necesitan para salir de sus problemas económicos y poder, ahora sí, empezar de nuevo. ¿Pero deben de quedarse con el dinero? Ellos son la «gente de bien» del título, las «buenas gentes», literalmente los buenos de la película, así que se lo preguntan. Anna piensa que deben de llamar a la policía para entregarlo. Tom piensa que deben darse la oportunidad de salir de sus problemas. Anna finalmente se pone del lado de Tom, pero acuerdan guardar el dinero un tiempo para ver si alguien lo reclama... Pero, obviamente, comienzan a hacer pagos urgentes antes del límite que se autoimpusieron. Y también obviamente la policía, a las órdenes del detective encargado del caso, John Halden (el estupendo Tom Wilkinson), está controlando sus movimientos financieros, pues saben de la relación entre el muerto y un criminal llamado Jack Witkowski (Sam Spruell).

Cuando los Wright están tratatndo de determinar qué hacer con el dinero, se da la consabida conversación de «¿No será dinero sucio (o malo)?» «¿Qué hace que el dinero sea malo?» «Lo malo o lo bueno es lo que la gente hace con el dinero.» Etc. Pero nunca plantean bien lo que Anna realmente quería decir en un inicio, y las consecuencias de esa respuesta que no se dan, es decir: lo malo es lo que la gente hizo para conseguir ese dinero, y, lo peor para ellos en ese momento, lo que la gente podría hacer para recuerar ese dinero. Pero todos lo sabemos, los Wright, aunque se hagan tontos, y los espectadores, de tal manera que no es una sorpresa para nadie que Jack Witkowski entre en la casa de los Wright para buscar su dinero, y al encontrarlo, que se los pida y no precisamente con buenas maneras. De hecho, para mala suerte de los protagonistas, Witkowski es un criminal sádico (y Sam Spruell lo interpreta de maravilla).

Pero el asunto es todavía más complicado, porque el dinero que el muerto le robó a Witkowski, éste a su vez se lo había robado a un narcotraficante francés, Khan (interpretado por Omar Sy, inolvidable en Amigos [Intouchables, Olivier Nakache, Eric Toledano, 2011]), quien también quiere recuperar su dinero. Eso es lógico, son los malos de la película y están dispuestos a todo; el asunto importante aquí es que los buenos no lo quieren regresar, y al parecer también están dispuestos a todo. Si esto en el fondo es absurdo, pero digamos que aceptable en términos de un thriller, el final es demasiado. Lo que salva, más o menos, las cosas es que precisamente el final está bastante bien hecho. Es absurdo, sí, pero es interesante y emocionante. Y aún así, aunque al momento de ver el filme resulta emocionante, la película es del todo olvidable.


Creo que el problema fundamental, como en la mayor parte de las películas fallidas, es que los personajes no están bien desarrollados, son demasiado genéricos y estereotipados, y en realidad no son más que títeres en una obra estructurada exclusivamente en función de la trama, también de por sí bastante trillada. Y al no estar desarrollados los personajes, a los espectadores la verdad no nos importan gran cosa. Para colmo, los mejores actores son los que tienen menos tiempo en pantalla, Tom Wilkinson, Sam Spruell y Omar Sy, y con excepción de Spruell, los papales asignados son excesivamente discretos. ¡Qué desperdicio! Y en cuanto a los actores con los roles protagónicos, no están mal, pero pudieron estar mejor; confieso que ya de entrada James Franco no es santo de mi devoción, y después de esta película sigue sin serlo, y en cuanto a Kate Hudson, me parece que aquí está muy apagada.

La dirección estuvo a cargo del danés Henrik Ruben Genz, que tiene una larga filmografía en su país y ésta es su primera película en inglés; y el guión, basado en una novela de Markus Sakey, es de Kelly Masterson, conocido sobre todo por su guión para Antes de que el diablo sepa que estás muerto (Sidney Lumet, 2007).

La película se deja ver, claro, pero en realidad en nosotros los espectadores no pasa gran cosa. Es entretenida, sí, pero dentro de seis meses ni siquiera estaremos seguros de haberla visto.

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Gente de bien (Good People). Dirección: Henrik Ruben Genz. Guión: Kelly Masterson (basado en una novela de Markus Sakey). Fotografía: Jørgen Johansson. Edición: Paul Tothill. Música: Neil Davidge. Con: James Franco, Kate Hudson, Tom Wilkinson, Omar Sy y Sam Spruell, entre otros. Género: Thriller; acción. País: Estados Unidos (filmada en Londres), 2014. 90 minutos.

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