The comfort of strangers
de Paul Schrader
Jesús Guerra
La cinta The comfort of strangers (EUA, Italia,
Inglaterra, 1990) es una adaptación de la novela homónima del narrador y
guionista inglés Ian McEwan, publicada en 1981. En español la novela, publicada
por la Editorial Anagrama con traducción de Benito Gómez Ibáñez, lleva por
título El placer del viajero, pero la verdad no sé cuál es el título con
el que esta película fue exhibida en México. Durante los años 90 del siglo
pasado la cinta fue exhibida por alguno de los canales de cine por cable con el
título original en inglés. En España, sin embargo, se llama El placer de los
extraños, y en Perú Un juego veneciano (esto quizá porque los
exhibidores iberoamericanos no se preocupan por revisar si la obra está basada
en una novela, si existe traducción a nuestra lengua y en tal caso cuál es el
título de la novela en español; o quizá no leen; o tal vez no les importa).
Curiosamente, en Francia (país en el que normalmente sí se preocupan de esos
detalles), la película se llama Étrange séduction, a pesar de que la
novela en ese país lleva el título Un bonheure de rencontre.
La película fue dirigida por Paul Schrader (realizador de
Hardcore, 1979; American Gigolo, 1980; Cat People,
1982; Mishima: a Life in Four Chapters, 1985; Patty Hearst,
1988; Affliction, 1997, y Dominion: Prequel to The Exorcist,
2005, entre otras; y guionista de Taxi Driver, 1976; Raging Bull,
1980; The Last Temptation of Christ, 1988, y Bringing Out the
Dead, 1999, entre muchas otras) y escrita por Harold Pinter (dramaturgo y
guionista; ganador del Premio Nobel de Literatura en 2005; guionista de The Go-Between, 1971; The French Lieutenant’s Woman, 1981, y The Handmaid’s Tale, 1990, por apuntar
sólo tres ejemplos de sus muchísimas obras para el cine), y cuenta con las
actuaciones de Christopher Walken (Robert), Rupert Everett (Colin), Natasha
Richardson (Mary) y Helen Mirren (Caroline), en los papeles principales.
El filme es sumamente fiel a la novela, cuyo argumento es
muy sencillo, aunque la psicología de sus personajes es muy compleja y sus
acciones tienen repercusiones muy profundas. Colin y Mary son una pareja
inglesa que está de vacaciones en Venecia (en la novela nunca se menciona el nombre
de la ciudad, aunque los lectores la reconocemos; en la cinta no hay dudas, no
sólo la vemos sino que los personajes la mencionan varias veces). Han ido a la
ciudad a resolver qué hacer con ellos mismos como pareja, pues luego de varios
años juntos (aunque no viven juntos, según dicen) han perdido la pasión.
Aunque en la novela son un par de turistas terribles (en
el sentido de que no parecen tener el mínimo interés real por la ciudad
visitada), en la película se comportan de manera más normal: visitan iglesias y
museos, se toman fotos y se hacen retratar por otros turistas. Sin embargo,
tienden a perder y a olvidar los mapas que tienen de la ciudad y se pierden
constantemente en sus laberínticos callejones. En donde más tiempo pasan es en
distintos restaurantes, a donde salen sobre todo a cenar, pero una noche que
salen del hotel muy tarde ya está todo cerrado, y encuentran a un hombre,
trajeado, amable, que se presenta como Robert, el cual los invita a un bar en
donde podrán cenar y beber algo, pero al llegar resulta que no hay comida
porque se enfermó la cocinera (o eso dice Robert que es quien va por las
bebidas a la barra), y sólo beben y conversan. En realidad quien habla es
Robert, y para explicarles cómo conoció a su esposa, una canadiense llamada
Caroline, tiene que remontarse hasta su infancia y a su extraña educación
familiar. La historia es extraña, terrible pero de alguna manera divertida y
también siniestra por la manera en que la cuenta el italiano.
Al día siguiente, Robert invita a los ingleses a cenar a
su casa, luego de un par de escenas extrañas que no narraré, y ahí suceden
otras rarezas… que tampoco narraré. La pareja de Robert y Caroline,
aparentemente encantadora, es en el fondo siniestra y repulsiva, pero al
parecer Colin y Mary no son capaces de reconocerlo pues, en el fondo, son
también atrayentes para ellos… y para nosotros.
La película no es precisamente un clásico, pero bien vale
la pena su búsqueda, para verla por primera vez, o reverla, como en mi caso,
después de un cuarto de siglo. Es interesante, está bien hecha, la historia es
retorcida, la fotografía es bastante buena, Venecia es preciosa, la música de
Badalamenti es bella, las actuaciones de Everett y la desaparecida Natasha Richardson son
adecuadas (el personaje de Everett es un tanto irritante, pero así es el
personaje en la novela también) y, como siempre, Helen Mirren y Christopher
Walken están sensacionales. Además, no siempre se puede ver un trabajo en el
que colaboraron cineastas como Harold Pinter y Paul Shrader, basados en una
obra literaria de un autor del nivel de McEwan; vamos, ¡el diseñador del
vestuario es de Giorgio Armani!
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The Comfort of Strangers (EUA, Italia, Inglaterra, 1990). Dirección: Paul Schrader. Guión: Harold Pinter (basado en la
novela homónima de Ian McEwan). Fotografía:
Dante Spinotti. Música: Angelo
Badalamenti. Diseño de producción:
Gianni Quaranta. Vestuario: Giorgio Armani.
Con: Christopher Walken, Rupert Everett, Natasha
Richardson y Helen Mirren.
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* Puedes
leer mi comentario sobre la novela aquí:
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