Las otras
vidas
de Antonio Muñoz Molina
Jesús
Guerra
Las otras vidas, del escritor
español Antonio Muñoz Molina*, es un pequeño volumen de 130 páginas que reúne cuatro
relatos bellísimamente editados por la editorial Mondadori en su colección
Rectángulo.
«Las
otras vidas» es el relato que abre el
tomito. Un grupo de personas, relacionadas con la regencia de salas de
concierto en Sudamérica y Europa, quienes han sucumbido a los encantos de los
pianos de cola Fujisutmi & Sons, se encuentran reunidos en un viaje full credit (a cargo de la compañía
japonesa) por el norte de África, en los «mejores hoteles». Todos desprecian al
joven afinador y técnico de sonido por ser completamente diferente a ellos. Es
huraño, sucio, viste como clochard y
se pasó el viaje fumando, bebiendo y sin atender las rutas turísticas que todos
los demás viajeros seguían religiosamente. Su nombre: Armando Cadafells.
Las
soleadas mañanas se empleaban en actividades turísticas; las tardes y las
noches, en reponer las energías, conversar, contar anécdotas. Todos admiraban a
Milton Oliveira, pues sabían que era uno de los mejores pianistas del mundo.
Sin embargo, todos ellos habían tenido experiencias desagradables con él, «un
artista», decían, como si la palabra lo explicara todo. Y es que Oliveira se
comportaba como «una diva». Era caprichoso y se negaba a tocar si alguna
pequeñez lo molestaba.
El
narrador de este relato es un mediocre hombrecito, consciente de su falta de
valor (en ambos sentidos). Una noche, sin embargo, se emborracha con Cadafells
y la novia de éste («una joven sucia y melenuda que poseía una peculiar
habilidad para exhibir unas bragas azules»), y ese incidente «secreto» permite
que el afinador y la chica tengan un cierto acercamiento con este hombre (quien
en verdad se muere de la vergüenza por el incidente). Una noche, el narrador se
enoja con su esposa (o mejor dicho, ella con él); entonces, Cadafells toca su
puerta. Lo invita a platicar. El narrador no se puede zafar, por más que eso es
lo que quiere, y, casi sin darse cuenta, de pronto ya está en un taxi rumbo a
alguno de los barecitos de la ciudad en la que se encuentra el barco,
dialogando acerca del azar con el afinador. Cadafells lo lleva a un antrucho en
el cual el narrador se lleva la sorpresa de su vida. Quien toca el piano es
Milton Oliveira.
El
relato, espléndidamente narrado aunque centrado en el azar —tema tan caro a
Julio Cortázar—, nos habla también de la nostalgia, de la costumbre de vivir en
matrimonio, de las tristezas de la mediocridad autoconsciente, de la
incomprensión del ser humano (los prejuicios, por ejemplo), y también, de
pasadita, de la «magia» (por supuesto entre comillas) de las pequeñas aventuras
no buscadas (pero tampoco rehuidas) y mucho, de manera contextual, del mundo
como un lugar hecho, formado por reglas incuestionables…
«—¿Cree
usted en el azar? —me dijo sin previo aviso Cadafells.
—Claro
que sí —le contesté—. Actúa siempre en contra mía.»
«El
cuarto del fantasma» es un simpático relato de aire provinciano en el que un
narrador interno —como en los clásicos cuentos de terror— cuenta una anécdota
extraña, en tanto que el narrador del relato que el lector lee nos habla no
sólo de sus pensamientos sino también de los incidentes de una tertulia. Es una
especie de ejercicio de estilo muy bien logrado.
El
tercer relato de este volumen lleva por nombre «La colina de los sacrificios».
Está narrado sin nombres, con una especie de necesidad de anonimato, de lejanía
—a pesar de la cercanía testimonial que nos proporcionan las certeras
descripciones, a medio camino entre lo literario y lo cinematográfico— que
acentúa la sensación de observar la desgracia ajena.
Las
comparaciones y metáforas son frías y húmedas; las escenas se desarrollan bajo
la lluvia otoñal en una casa abandonada durante 15 años, mohosa y polvorienta;
en la sala de interrogatorios de la policía, durante la madrugada; en un
terreno baldío bajo la lluvia; en una gasolinera solitaria…
Si
las descripciones son terribles es por realistas, porque nos descubren la
soledad, la polvosa existencia sin expectativas de los personajes (y de un
montón de gente representada por ellos). Es el argumento el encargado de
mostrarnos algo de fantasía y eso gracias al azar, no porque no sea realista.
Es otro ejercicio de estilo, enfocado ahora hacia el thriller psicológico, un relato que nos recuerda las historias de
Patricia Highsmith.
«Te
golpearé sin cólera» es el título del cuarto y último relato de este volumen.
Toma su nombre de un verso de Baudelaire y es también una historia policiaca,
aunque, quizá, más cercana a Boris Vian que a Raymond Chandler. Es la búsqueda
de un pintor que firma sus cuadros con las iniciales J.V. y que pinta obras que
parecen enloquecer y/u obsesionar a quienes las miran. El carácter paródico y
de «homenaje» se ve claramente en la escena donde el detective contratado para
el caso —y narrador del relato, evidentemente— llega al Hell’s Bar y en él se
topa con una fauna verdaderamente de antología: «De vez en cuando me he
emborrachado con Bill Faulkner, y siempre sé dónde encontrarlo». Más adelante: «Muy
cerca de él, Ray Chandler bebe el gimlet del sueño eterno». Luego: «En Hell’s
bebe ginebra cruda Malcom Lowry, y en un rincón del fondo, demolido por el
ajenjo, Paul Verlaine hace vagos gestos en el aire […]».
Sobre
el lugar nos dice: «Hell’s es uno de los bares menos recomendables de este
mundo y del otro. Se llega a él bajando una sucia escalera de cemento, y en la
entrada, sobre la cortina de tiempo con caligrafía de retrete: Lasciate ogni speranza, voi che entrate».
En
una pequeña introducción al libro, el autor comienza por confesarnos que los
cuatro relatos fueros escritos porque se los pidieron: «El relato es un género
al que le sienta muy bien el trabajo de encargo»; y nos cuenta la historia
editorial de cada uno. El más interesante (porque además lo ilumina) es el
origen del cuarto texto («Te golpearé sin cólera»), el cual, nos dice Muñoz
Molina, «lo escribí en 1983 para el catálogo de una exposición del pintor Juan
Vida. Los cuadros que cito y describo en el relato existen de verdad, y la
trama la inventé expresamente para ellos».
La
lectura de Las otras vidas deja una
deliciosa sensación de placer, la sensación que debe dejar, precisamente, la
literatura. Son varias las virtudes de estos relatos (buena factura,
ingeniosos, dicen más de lo que cuentan), y la brevedad no es la más breve de
ellas. Salud.
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. . . .
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Esta reseña fue escrita (y publicada en un medio impreso de Coahuila) aproximadamente
en 1992.
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. . . .
El autor:
Antonio
Muñoz Molina nació en Úbeda, Jaén, el 10 de enero de 1956; es escritor y
académico de número de la Real Academia Española. En el año 2013 ganó el Premio
Príncipe de Asturias de las Letras. Entre sus obras se encuentran:
Novelas:
Beatus Ille (1986, Seix Barral), El invierno en Lisboa (1987, Seix
Barral), Beltenebros (1989, Seix
Barral), El jinete polaco (1991,
Planeta), Los misterios de Madrid
(1992, Seix Barral), El dueño del secreto
(1994, Seix Barral), Ardor guerrero
(1995, Alfaguara), Plenilunio (1997,
Alfaguara), Carlota Fainberg (1999,
Alfaguara), En ausencia de Blanca
(2001, Alfaguara), Sefarad (2001,
Alfaguara; 2013, Cátedra), El viento de
la Luna (2006, Seix Barral), La noche
de los tiempos (2009, Seix Barral), Como
la sombra que se va (2014, Seix Barral).
Libros
de cuentos y relatos: Las otras vidas
(1988, Mondadori), Nada del otro mundo
(1993, Espasa Calpe).
Libros
de ensayos: Córdoba de los Omeyas
(1991, Planeta); La verdad de la ficción
(1992, Renacimiento), Pura alegría
(1998, Alfaguara), José Guerrero. El
artista que vuelve (2001, Diputación Provincial de Granada), El atrevimiento de mirar (2012, Galaxia
Gutenberg), Todo lo que era sólido
(2013, Seix Barral).
Diarios:
Ventanas de Manhattan (2004, Seix
Barral) y Días de diario (2007, Seix
Barral).
Libros
con recopilaciones de artículos: El
Robinson urbano (1984, Silene Fábula), Diario
del Nautilus (1986, Diputación Provincial de Granada; 1989, Mondadori), Las apariencias (1995, Santillana), La huerta del Edén: escritos y diatribas
sobre Andalucía (1996, Ollero y Ramos), Unas
gafas de Pla (2000) y La vida por
delante (2002).
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Las
otras vidas. Antonio
Muñoz Molina. Editorial Mondadori. Colección Rectángulo. Madrid, España, 1988.
130 págs.
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