sábado, 20 de febrero de 2016

Siga en sintonía, de Peter Hyams





Siga en sintonía
(Stay Tuned, EEUU, 1992)
de Peter Hyams

Jesús Guerra

Roy Knable (John Ritter)* es un adicto total a la televisión. Su esposa Helen (Pam Dawber) se queja constantemente, pues Roy ya no es, evidentemente, el hombre que ella conoció. Ella es una ejecutiva en una agencia de publicidad y le oculta a su esposo los ascensos que le dan pues, supone, su éxito intimida a Roy. Roy, por su parte, es un mediocre y distraído vendedor de productos relacionados con la plomería. En efecto, cada vez está más encerrado en sí mismo, pero de hecho un tanto ausente de sí mismo, pues lo único que hace es mirar la televisión: deportes, programas de concursos, películas viejas de las cuales se sabe de memoria los diálogos, etcétera.




Tienen dos hijos, Diane (Heather McComb), una adolescente insoportable interesada sólo en sus amigas, y un niño, Darryl (David Tom), que es una especie de genio en potencia de la electrónica. Un buen día, los hijos de los Knable se ponen de acuerdo para pasar una noche fuera de casa y darles una oportunidad a sus padres para que, estando solos, puedan reencontrar el romance. A Roy la idea no le parece muy buena, pues hay un importante juego. Helen se sale de la casa enfurecida. De repente, tocan a la puerta, y ahí está un individuo que se presenta como Spike (Jeffrey Jones), que le vende a Roy una gigantesca TV, con gran sonido y mejor imagen, una antena parabólica “especial” que le dará acceso a 666 canales “diferentes”. Como es obvio, Spike trabaja para el diablo y la antena parabólica tiene la función de succionar a Roy y a Helen al mundo de la televisión. Ahí tienen 24 horas para salvarse. Si logran escapar a todos los peligros de los programas, quedan redimidos y son regresados a su casa. Si mueren en la TV, sus almas pasan a ser posesión del diablo.




Si bien el contexto argumental es bastante burdo, con tonterías como la del niño genio tratando de hacer un aparato para rescatar a sus padres y cosas por el estilo, la idea central es muy buena: un viaje por el interior de los canales de televisión. Los personajes pasan de un programa a otro, así como de un canal a otro a través de algo así como ventanas o bien, gracias a unos controles remotos que ellos mismos pueden utilizar. Así, la persecución emprendida por el propio Spike a los Knable cuando se da cuenta de que sobreviven a los peligros de los programas se desarrolla de un canal a otro, en donde hay una gran variedad de programas, épocas representadas, tonos y tipos de acción (hay una espléndida escena en dibujos animados en la cual los Knable son convertidos en ratones de caricatura).




Están, además, los comerciales, los cuales se burlan de la televisión real, y los anuncios incluyen no sólo productos, sino también otros programas o películas transformados aquí a una versión supuestamente diabólica (y, de ser así, debemos reconocer que el diablo y su equipo de TV tienen un buen sentido del humor). Entre los programas están, por ejemplo, Autopsias de los ricos y famosos; entre las películas anunciadas, Tres hombres y el bebé de Rosemary, y entre los productos sobresalientes, El silenciador de los inocentes, un bozal para niños y mascotas idéntico al usado por Hannibal Lecter.




Es interesante que a estas alturas del partido una película siga percibiendo a la televisión como algo diabólico. Una película que terminará por ser exhibida precisamente en la televisión… ¿Cuál es el mensaje de este filme? No vea mucha televisión. Viva su vida. Claro que como la gente no le hace caso a los mensajes de los libros, las obras de teatro, los programas de televisión y las películas, esta cinta es inofensiva… como todas las demás.

A pesar, insisto, de las torpezas de guión y de dirección en las partes que esta historia se desarrolla en la realidad, el resto es muy divertido.




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* Las reseñas de la sección Cine de Hoy (2001-2010), y muchas de Cine de Ayer (1971-2000), salvo aclaración, fueron escritas en las fechas del estreno en México de esas obras, en salas de cine o en video, y son publicadas aquí (más o menos) como fueron publicadas en su momento en medios impresos de Coahuila.

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Actualización:
El actor John Ritter, nacido en 1948, conocido sobre todo por su trabajo en varias series de TV, murió sorpresivamente en 2003, a los 54 años de edad.

El realizador, Peter Hyams (nacido en 1943), dirigió, antes de la cinta que comentamos, Rolling Man (1972, TV), Goodnight, My Love (1972, TV), Busting (1974), Our Time (1974), Peeper (1976), Capricorn One (1978), Hanover Street (1979), Outland (1981), The Star Chamber (1983), 2010 (1984, continuación de 2001, una odisea del espacio, 1968, de Stanley Kubrick), Running Scared (1986), The Presidio (1988) y Narrow Margin (1990). Después de Stay Tuned (1992), realizó: Timecop (1994), Sudden Death (1995), The Relic (1997), End of Days (1999), The Musketeer (2001), A Sound of Thunder (2005), Beyond a Reasonable Doubt (2009) y Enemies Closer (2013).

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Siga en sintonía (Stay tuned).
Dirección: Peter Hyams.
Guión: Tom S. Parker y Jim Jennewein.
Fotografía: Peter Hyams.
Edición: Peter E. Berger.
Diseño de producción: Philip Harrison.
Música: Bruce Broughton.
Con: John Ritter, Pam Dawber, Jeffrey Jones, David Tom.
Género: Comedia / Fantasía.
País: EEUU.
Año: 1992.
Duración: 98 minutos.


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