lunes, 6 de septiembre de 2021

For All Mankind (Serie de TV)

For All Mankind

Serie de TV







Reseña en YouTube:






Liga de la ficha completa en IMDb:

https://www.imdb.com/title/tt7772588/fullcredits



 

viernes, 11 de diciembre de 2020

Gambito de dama (series TV), de Scott Frank

 

Flitcraft, Wonderful Films, Netflix

Gambito de dama

Miniserie de TV

(The Queen's Gambit. Estados Unidos, 2020)

Creadores: Scott Frank, Allan Scott

 

Jesús Guerra

 

 

Lo primero que me dije —en silencio, por supuesto— al terminar de ver la miniserie Gambito de dama fue: «¡Quién hubiera pensado —fuera de los más enfebrecidos ajedrecistas— que el ajedrez es tan apasionante!» Pero eso, en realidad, no es del todo cierto, lo verdaderamente apasionante es esta serie que gira en torno al universo del ajedrez, y está tan bien estructurada, escrita, actuada, fotografiada, editada, musicalizada, producida y dirigida que nos entretiene, nos divierte, nos entristece, nos alegra y nos emociona como si los espectadores en realidad entendiéramos algo de ajedrez.

 


En realidad, lo que nos gusta y nos emociona es la carrera de éxito de su protagonista, Beth Harmon (interpretada de manera estupenda tanto de niña, por Isla Johnston, como de joven, de los 15 años en adelante, por Anya Taylor-Joy). Tuvo una infancia difícil —padres separados, madre inestable; huérfana a los 8—, vivió en un orfanatorio hasta los 15, cuando fue adoptada por otra pareja voluble. Pero del orfanatorio sacó una amiga para toda la vida, sus primeras lecciones de ajedrez (a cargo de un conserje, hosco pero en el fondo sentimental) y una dependencia por los tranquilizantes (sí, a fines de los años 50 —por lo menos según la serie—, en los orfanatorios les daban tranquilizantes a los niños, junto con sus vitaminas, para «mejorarles su actitud»). Para cuando el Estado prohibió, de un día para otro, que se administraran esas sustancias a los niños, ya era tarde para Beth.

 


Beth era sorprendentemente buena para las matemáticas y una superdotada para el ajedrez. Cuando el señor Shaibel, el conserje (Bill Camp) ya no podía ganarle, se la presentó al presidente del club de ajedrez de una secundaria, el cual quedó tan impresionado con la niña que la llevó al club para que jugara 12 partidas simultáneas con los jóvenes, lo cual terminó de darle a Beth la confianza que requería. Ya más grande, por una revista de ajedrez, se enteró de un concurso y ahí comenzó su carrera.

 


Gambito de dama es una serie en la que todos los elementos están bien o muy bien, su estructura es muy buena, ajustada y precisa, aunque no es nada original, es la típica de muchas obras, particularmente de las novelas-películas-series sobre deportes (porque el ajedrez es oficialmente un deporte, aunque también hay quien dice que es un arte o una ciencia): básicamente Gambito de dama es Rocky (John G. Avildsen, 1976) pero en lugar de boxear la protagonista juega ajedrez (y el hecho de que sea mujer suma puntos a su favor, pues el ajedrez siempre ha estado dominado por los hombres).

 


La carrera de Beth Harmon se ubica en los años 60 porque fue la época en la que estaban activos ajedrecistas de renombre internacional como Robert Fischer, Boris Spassky y Anatoly Karpov, en quienes se basó el autor de la novela, Walter Tevis, para crear a su personaje. En los años 60, 70 y 80 era común leer en la prensa acerca de las partidas de estos maestros del ajedrez, pero, al parecer, el fin de la guerra fría, que fue trasladada al ajedrez cuando Fischer enfrentó a Spassky, fue también el fin del interés internacional por los torneos de este deporte. En todo caso, la época en la que se ubica la serie les permitió a los departamentos de arte, vestuario y maquillaje lucirse en esta obra. El hecho de que todo esté bien en Gambito de dama implica que la dirección es estupenda, y las excelentes actuaciones de todos los participantes, aunque por supuesto sobresale Anya Taylor-Joy, lo confirma. La música, de Carlos Rafael Rivera, es una verdadera delicia, pero quizá el área que predomina es la edición, gracias a la cual, entre otras cosas, los espectadores disfrutamos tanto de unas partidas de ajedrez que en realidad no comprendemos.

 


Vale la pena apuntar que Walter Tevis, el autor de la novela (nacido en 1928 y fallecido en 1984), escribió varias obras que fueron adaptadas al cine y tuvieron éxito, como The Hustler, de 1959. La versión fílmica, de 1961, tiene el mismo título, aunque en México se llamó El audaz, fue dirigida por Robert Rossen y el papel protagónico lo interpretó Paul Newman; la adaptación de la novela de 1963 The Man Who Fell to Earth fue estrenada con el mismo título en 1976 (en México El hombre que cayó a la Tierra), y fue dirigida por Nicolas Roeg e interpretada por David Bowie; y la novela The Color of Money, de 1984 (que es la continuación de The Hustler), fue llevada al cine en 1986, con el mismo título (en México El color del dinero), bajo la dirección de Martin Scorsese, con las actuaciones de Paul Newman y Tom Cruise. La novela The Queen's Gambit se publicó en 1983, y hubo varios intentos por adaptarla al cine, aunque no fue sino hasta ahora, en 2020, que Netflix y Scott Frank lograron producir esta exitosa versión, 36 años después de la muerte del autor.

 


¿Por qué ha gustado tanto Gambito de dama? Porque está muy bien escrita y realizada, porque visual y auditivamente es deslumbrante (si es posible deslumbrar el oído), porque las actuaciones son estupendas, porque la interpretación de Anya Taylor-Joy en este papel es verdaderamente hipnótica, porque los personajes están muy bien desarrollados en los guiones, tienen capas, profundidad psicológica, ninguno es la bondad ni la maldad absolutas, son realistas, tienen virtudes y defectos y son comprensibles y, ante todo, porque, como ya apunté, es una historia típica del subgénero deportivo, en el que la protagonista, por sí misma, gracias a sí misma, vence todos los obstáculos que le ha puesto la vida, destaca, es una ganadora, vence a los mejores y de paso se hace famosa. Es rebelde y autónoma, y logra ser admirada incluso por sus adversarios deportivos. Es decir, es la protagonista con la que los espectadores nos identificamos de manera ideal, hace lo que todos quisiéramos hacer, le sucede lo que todos quisiéramos que nos sucediera, y logra lo que todos quisiéramos lograr. Rocky en su momento tuvo un éxito comparable.

 

Fue filmada en Berlín, de septiembre a diciembre de 2019.

 

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* Todas las imágenes que acompañan esta entrada son propiedad de Flitcraft, Wonderful Films, Netflix

 

Gambito de dama (The Queen's Gambit)

Producción: Flitcraft, Wonderful Films, Netflix

Dirección: Scott Frank

Guiones:  Scott Frank y Allan Scott, basados en la novela homónima de Walter Tevis

Fotografía: Steven Meizler

Música: Carlos Rafael Rivera

Edición: Michelle Tesoro

Diseño de producción: Uli Hanisch

Dirección de arte: Kai Koch, Brendan Smith, Daniel Chour, Thorsten Klein

Vestuario: Gabriele Binder

Con: Anya Taylor-Joy (Beth Harmon), Chloe Pirrie (Alice Harmon), Bill Camp (Sr. Shaibel), Marielle Heller (Alma Wheatley), Marcin Dorocinski (Vasily Borgov), Thomas Brodie-Sangster (Benny Watts), Moses Ingram (Jolene), Harry Melling (Harry Beltik), Isla Johnston (Beth Harmon de niña), Dolores Carbonari (Margaret), entre muchos otros.

Género: Drama

País: Estados Unidos

Idioma: Inglés

Año: 2020

Duración: Aproximadamente 55 minutos cada episodio. Duración total: 393 minutos

Episodios: 7

Está en Netflix

 

viernes, 20 de noviembre de 2020

Rebeca, de Ben Wheatley

 

Netflix, Working Title Films

Rebeca

 

Película

(Rebecca, Reino Unido, Estados Unidos, 2020)

de Ben Wheatley

 

Jesús Guerra

 

 

Una joven inglesa (Lily James) trabaja como dama de compañía para la insoportable señora Van Hopper (deliciosamente insoportable, hay que decirlo, gracias a la interpretación de Ann Dowd) la cual pasa sus vacaciones en Monte Carlo. La acción transcurre a fines de los años 30. La señora Van Hopper ha visto que Maxim de Winter (Armie Hammer) es también huésped del hotel y le ordena a su acompañante que le pida al jefe de meseros que la siente al lado del señor De Winter en la cena, para «entretenerlo», pues debe de seguir tristísimo debido a que enviudó un año atrás. ¿Y quién es el señor De Winter? El dueño de Manderley, una mansión de ensueño en Inglaterra. La joven hace lo que su patrona le ordena, pero no logra su objetivo, lo que sí logra es cautivar a Maxim. La joven y Maxim pasan, entonces, varios días paseando y comiendo juntos, gracias a una oportuna enfermedad de la señora Van Hopper, hasta que ésta decide irse a Nueva York y le ordena a su dama de compañía que prepare sus maletas pues se marchan a la mañana siguiente.

 


La chica, en la mañana, le avisa a Maxim de lo que va a suceder y éste le pide que se vaya con él a Manderley. Y juntos le dan la noticia a la expatrona Van Hopper, la cual los felicita con una enorme y falsa sonrisa, muerta de envidia. Hasta aquí, la cinta se ha desarrollado más o menos como una comedia romántica. A partir de la llegada a la asombrosa Manderley, la obra se convierte, ahora sí, en un drama de misterio, dominado por una villana de antología, la señora Danvers (una estupenda Kristin Scott Thomas) y por la sombra larguísima y densa de Rebecca, la esposa fallecida de Maxim. La lucha de la nueva señora De Winter es, entonces, contra un fantasma, un fantasma que se encuentra en la mente de cuantos conocieron a Rebecca, al parecer, una mujer perfecta.

 


Y la lucha que ha tenido que entablar esta nueva adaptación de la novela homónima de Daphne Du Maurier ha sido con su propia Rebecca, es decir, con la exitosísima película de 1940 de Alfred Hitchcock (a pesar de que ha habido numerosas adaptaciones posteriores, para cine, televisión, teatro y radio). El fantasma de la Rebecca de Hitchcock habita también en la mente de muchos críticos que de inmediato han atacado la nueva adaptación, algunos con profunda saña. A mí, en cambio, esta nueva versión de Netflix, dirigida por Ben Wheatley, me ha gustado, en términos generales. No es perfecta, por supuesto, creo que tiene algunos problemas de ritmo y de atmósfera, aunque me parece bien contada, y tiene un final agregado que no termina de convencerme.

 


Sin entrar en detalles, para no arruinarles la experiencia a quienes no hayan visto ninguna de estas dos adaptaciones ni hayan leído la novela, puedo decirles que la cinta de Hitchcock tuvo que hacer un cambio importante en la parte final de la película, en uno de los puntos clave, debido al tristemente célebre Código Hays, o Código para la Producción de Películas que estuvo vigente de 1934 a 1968 en los Estados Unidos, el cual servía de guía para la autocensura de la industria cinematográfica norteamericana, para evitarse problemas con la ley, como prohibiciones de exhibición o juicios por faltas a la moral. El cine es un medio mucho más masivo que los libros, así que la novela no tuvo ningún problema a pesar de haber sido un bestseller, y hasta se ganó el National Book Award en los Estados Unidos en 1938 (aunque la autora era inglesa). La nueva versión (que no se asume, por supuesto, como un remake de la cinta de Hitchcock, sino como una nueva adaptación de la novela) cuenta esa escena fundamental como está en la novela, pero a cambio hace otros cambios en la parte final, que tampoco me convencen, para darle mayor importancia al papel que juega la protagonista en esa sección de la cinta. Tienen sentido si suponemos que tanto los guionistas como el realizador estaban pensando en los espectadores (y sobre todo en las espectadoras) de las nuevas generaciones, que muy probablemente no han visto la película de Hitchcock ni han leído la novela (ni les interesa hacerlo), pero no es del todo coherente con la personalidad de la nueva señora De Winter (que, dicho sea de paso, su nombre nunca es mencionado, en ninguna de las dos adaptaciones ni en la novela, como contraste con las constantes menciones a Rebecca).

 


Lily James interpreta bastante bien su papel, y de hecho tal vez concuerde mejor con la idea de la novela, una chica pequeña, frágil, ingenua, buena, guapa pero insegura, que es vapuleada por la siniestra señora Danvers y por las circunstancias en que se encuentra, intimidada por la estatura social de su marido, de su familia, de la mansión en que vive y del fantasma de Rebecca, pero a la hora de compararla con Joan Fontaine (los que la comparamos, claro) pues no sale muy bien librada. Armie Hammer ha sido criticado por no verse lo suficientemente inglés, pero en mi opinión (todo es cuestión de perspectivas) en esta versión Maxim es más cálido, más cercano, más vulnerable, más «real», por lo menos para nuestro tiempo; la interpretación de Laurence Olivier tal vez era más cercana al comportamiento inglés, sobre todo en esa época, pero desde nuestros días se ve demasiado lejano y desinteresado.

 

Los decorados, las locaciones, la fotografía, la iluminación, las paletas de colores de cada escena, los vestuarios, son estupendos. Y la música, muy sutil durante la mayor parte de la cinta, es interesantísima, algo extraña y muy bella, a pesar de que para una buena parte de los espectadores pasará desapercibida. Lo que esta cinta definitivamente no logra es la atmósfera claustrofóbica y siniestra de la cinta de Hitchcock.

 

En el sitio IMDb, cuyos usuarios tienden a ser implacables, la Rebecca de Hitchcock tiene una calificación de 8.1 / 10 (a pesar de ser de Hitchcock y a pesar de que tuvo en su momento 11 nominaciones a los Óscares, de los cuales se ganó dos: Mejor Fotografía y Mejor Película), y en Metascore tiene una calificación de 86 / 100. En cambio, la Rebecca de Ben Wheatley tiene 6 / 100 en IMDb y 46 / 100 en Metascore, lo cual, la verdad, me parece injusto. Pero eso nos muestra, entre otras cosas, la enorme fuerza que ejerce aún la sombra de la cinta de 1940, el fantasma de la Rebecca de Hitchcock.

 

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* Todas las imágenes que acompañan esta entrada son propiedad de Netflix y Working Title Films

 

Rebecca

Producción: Netflix, Working Title Films

Dirección: Ben Wheatley

Guion: Jane Goldman, Joe Shrapnel, basado en la novela homónima de Daphne Du Maurier

Fotografía: Laurie Rose

Música: Clint Mansell

Edición: Jonathan Amos

Diseño de producción: Sarah Greenwood

Dirección de arte: Will Coubrough, Nick Gottschalk, Louise Lannen, Will Newton

Vestuario: Julian Day

Con: Lily James (Señora de Winter), Ann Dowd (Señora Van Hopper), Armie Hammer (Maxim de Winter), Kristin Scott Thomas (Señora Danvers), Tom Goodman-Hill (Frank Crawley), Sam Riley (Jack Favell), entre otros.

Género: Drama, misterio

País: Reino Unido, Estados Unidos

Idioma: Inglés

Año: 2020

Duración: 121 minutos

Está en Netflix

 


miércoles, 7 de octubre de 2020

AHS 09 (1984), serie TV, de Ryan Murphy y Brad Falchuk

 

FX, Brad Falchuk Teley-Vision, Ryan Murphy Productions, 20th Century Fox Television


American Horror Story: 1984

Serie de TV

(American Horror Story: 1984. Estados Unidos, 2019)

Creadores: Ryan Murphy y Brad Falchuk

 

Novena temporada

 

Jesús Guerra

 

 

Es octubre, el mes (en la cultura pop) de ver, escuchar y leer historias de terror (como si el 2020 no hubiera sido suficiente), sobre todo argumentos y representaciones de terror camp (podemos leer en Wikipedia: «El camp en cualquiera de sus formatos artísticos se caracteriza por el énfasis a la ostentosidad y la exageración en las situaciones. En ocasiones sus atributos clave suelen relacionarse con la artificialidad, la frivolidad, su carácter artístico popular, su poca profundidad artística y el exceso de elementos que conforman su distinguido tono alegórico. El camp se define por la ridiculización de la dignificación social y la cultura masiva, instalándose como una contracultura a la cultura tradicional que pretendía hacer inaceptable a la cultura popular dignificada. El camp es un tipo de corriente artística de poca seriedad, de intenciones y resultados discordantes; definida en belleza por su evidente fealdad y mal gusto», esto a partir del clásico ensayo de Susan Sontag sobre el tema), y qué mejor muestra que la novena temporada, titulada 1984 (sí, como la novela de Orwell), de la imprescindible serie American Horror Story (que fue transmitida por cable por FX en 2019 y fue recientemente añadida al resto de las temporadas en Amazon Prime).

 


Los fans lo saben perfectamente, pero quienes nunca hayan visto esta serie (no tienen ni idea de lo que se han perdido), cada temporada narra una historia diferente y, al mismo tiempo, es un homenaje a un subgénero del terror. La temporada nueve es un homenaje a las películas de la época dorada (los años 80) del subgénero del terror denominado slasher (los ejemplos más célebres son Halloween [John Carpenter, 1978], Viernes 13 [Sean S. Cunningham, 1980], y Pesadilla en la calle del infierno [A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984], las cuales tienen diversas continuaciones y remakes) y ya en sí mismas son camp.

 


Sin embargo, Susan Sontag señaló que el camp consciente de serlo no es tan camp, el verdadero camp es involuntario. AHS: 1984 es hiperconsciente así que este metacamp está más cerca de la parodia (más que las anteriores temporadas de esta serie), pero lo que le da vida propia es el hecho de que no sólo contiene todos los elementos clave de los slasher clásicos, sino que les da la vuelta y les agrega elementos hasta una casi absurda y deliciosa exageración (como lo ha hecho en las ocho temporadas anteriores con sus propios subgéneros homenajeados), porque AHS es como el rococó del terror. En esta temporada, no sólo está concentrado el slasher sino que también está condensada la década de los 80, desde la perspectiva juvenil (a diferencia, por ejemplo, de la serie Stranger Things, en la cual dicha década es vista desde la infancia).

 


Los escenarios típicos del slasher son los lugares conocidos, familiares, supuestamente seguros, los hogares de los suburbios, los autocinemas, la frontera entre la ciudad y el bosque y los campamentos de verano. Ya Wes Craven realizó su propia parodia del slasher (Scream, 1996, que tuvo su propia saga y relanzó el género), ubicada en los suburbios, AHS: 1984, por lo tanto, ubica su trama en un camping. Un grupo de jóvenes, entrenadores y clientes de clases de aeróbics (por supuesto), son contratados como supervisores de un campamento llamado Redwood. El motivo de algunos de ellos para aceptar el trabajo es alejarse de Los Angeles durante el verano, por miedo, debido a los crímenes de un nuevo asesino en serie que aterroriza a la ciudad, al que la prensa bautizó como Night Stalker (el asesino es real, Richard Ramírez y, en efecto, estuvo activo en 1984). Al llegar a su centro de trabajo veraniego se enteran de que Redwood estuvo cerrado pues 14 años atrás hubo una masacre, y el asesino, conocido como Mr. Jingles, está recluido en un hospital psiquiátrico... es decir, hasta que, evidentemente, Mr. Jingles escapa.

 


En los primeros capítulos de esta temporada, AHS sigue, paso a paso, todos los clichés del slasher, lo cual es divertido por un tiempo, pero justo cuando nos empezamos a preguntar cómo le hará la serie para no quedarse dando vueltas sobre sí misma en una constante repetición, el argumento toma giros inesperados, que además se acumulan, y nos muestra, como lo hace siempre esta obra, que las cosas nunca son lo que parecen, y que, por supuesto, pueden ser mucho más extrañas de lo que creíamos.

 


AHS: 1984 va de menos a más y tiene un muy buen final. De hecho, debo confesar que los finales de todas las temporadas de esta serie me gustan muchísimo. Ahora bien, quizá porque esta temporada es ya la novena, quizá porque las cintas slasher son las que menos me interesan del terror, tal vez porque en ésta no aparecen dos de los actores más importantes de AHS: Evan Peters y Sarah Paulson (ella estaba filmando Ratched), o tal vez porque es la más abiertamente paródica de todas, 1984 es la que menos me gusta de las temporadas existentes (aún vienen por lo menos cuatro temporadas más) y, sin embargo, me gusta. Así que pueden imaginar cuánto me gustan las anteriores (las cuales iré comentando en entradas futuras).

 

La temporada 10, que debió estrenarse en 2020 tuvo que suspender su producción debido a la pandemia, así que se pospuso para el año próximo, y ya están contratadas la 11, la 12 y la 13.

 

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* Todas las imágenes que acompañan esta entrada son propiedad de FX Network, Brad Falchuk Teley-Vision, Ryan Murphy Productions, 20th Century Fox Television

 

American Horror Story: 1984 (AHS: 1984)

Producción: FX Network (presents), Brad Falchuk Teley-Vision, Ryan Murphy Productions, 20th Century Fox Television

Dirección: Bradley Buecker, John J. Gray, Mary Wigmore, Jennifer Lynch, Gwyneth Horder-Payton, Loni Peristere, Liz Friedlander,

Guiones: Ryan Murphy & Brad Falchuk, Tim Minear, James Wong, Jay Beattie, Dan Dworkin, John Gray, Adam Penn, Crystal Liu

Fotografía: Gavin Kelly

Música: Mac Quayle

Edición: Ken Ramos, Danielle Wang, Erick Fefferman, Tom Kipley, Franzis Muller, Jared Siess, Peggy Tachdjian

Diseño de producción: Chloe Arbiture

Dirección de arte: Jonathan Bell

Con: Emma Roberts (Brooke Thompson), Billie Lourd (Montana Duke), Leslie Grossman (Margaret Booth), Cody Fern (Xavier Plympton), Matthew Morrison (Trevor Kirchner), Gus Kenworthy (Chet Clancy), John Carroll Lynch (Benjamin Richter / Sr. Jingles), Angelica Ross (Donna Chambers), Zach Villa (Richard Ramirez), Finn Wittrock (Bobby Richter), entre otros.

Género: Drama, terror, thriller

País: Estados Unidos

Idioma: Inglés

Año: 2019

Duración: Entre 38 y 50 minutos cada episodio

Episodios: 9

Está en Amazon Prime

 

domingo, 27 de septiembre de 2020

Enola Holmes, de Harry Bradbeer

 

Legendary Entertainment, PCMA Productions, Netflix

Enola Holmes

 

Película

(Enola Holmes, Reino Unido, 2020)

de Harry Bradbeer

 

Jesús Guerra

 

 

Inglaterra, 1880 y tantos. Enola (Millie Bobby Brown), de 15 años, y su madre, Eudoria (Helena Bonham Carter), se llevan de maravilla. El padre de Enola murió cuando ella era una niña, y sus hermanos mayores, Mycroft (Sam Claflin) y Sherlock (Henry Cavill), hace años que viven en Londres y no han regresado a la casa familiar. Eudoria, una mujer que para su época era vista como especial, o francamente extravagante, según el punto de vista, se encargó de la educación de su hija, y así como la hizo leer una gran cantidad de libros y la enseñó a dibujar, también la instruyó en artes marciales y desciframiento de algunos códigos. Lo que Eudoria quería era que Enola fuera autónoma y que encontrara su propia identidad, lo cual, en ese tiempo, en el caso de las mujeres, era casi una herejía.

 


La que nos cuenta la historia es la propia Enola, en varias ocasiones mirando directamente a la cámara (es decir, hacia los espectadores). Enola es feliz pero la mañana en que cumple 16 años no encuentra a su madre en la casa. La sirvienta le entrega el regalo de cumpleaños que le dejó Eudoria, una caja con varios objetos que Enola sabe que deben contener pistas para que Enola la encuentre.

 

Tan pronto se enteran de la desaparición de su madre, Mycroft y Sherlock se presentan en la casa familiar. Mycroft, bastante pedante y autoritario, se asombra del estado de la casa, que considera excesivamente descuidada, y, sobre todo, de su hermana, a la que considera casi una salvaje. Sherlock, un tanto sorprendido, se mantiene emocionalmente alejado. Mycroft, al faltar su madre, pasa a ser el tutor de su hermana, y de inmediato da instrucciones para que Enola vaya a estudiar a una institución privada, a cargo de la señorita Harrison (Fiona Shaw, a quien tan bien le van estos papeles de mujer afectada, rígida y dictatorial; ella interpretó a Petunia Dursley, la tía desalmada de Harry Potter). Ante esa situación, y dado que Sherlock se niega a intervenir para salvarla, Enola decide escaparse para buscar a su madre, es decir, para realizar la investigación que la conduzca hasta ella, siguiendo, de esta manera, los pasos de su hermano Sherlock, quien para esos momentos es ya un detective famoso.

 


Enola toma un tren hacia Londres y en el tren mismo, de manera accidental, se ve envuelta en los problemas de un joven marqués que también está huyendo de su casa, pero él, por su rango, es buscado por la policía y perseguido por un tipo sospechoso. Este asunto, por supuesto, le complica las cosas a Enola y la obliga a realizar dos investigaciones simultáneas.

 

Esta cinta está basada en la primera novela (The Case of the Missing Marquess, publicada en inglés en 2006, y en español en 2010 como El misterio del Marqués desaparecido) de la serie Enola Holmes, de la escritora estadounidense Nancy Springer, serie que contiene seis novelas, de las cuales sólo tres han sido traducidas al español.

 


El argumento y su tratamiento en general me gustan bastante, aunque es cierto que tiene algunos problemas que, como no he leído la novela, no sé si son del libro o de la adaptación. He leído algunas críticas que atacan a esta película por la simplicidad de algunas partes de la investigación de Enola, y también por el trato más bien obvio de algunos temas, como el feminismo, no sólo de Eudoria sino de la cinta en general. Sin embargo, hay que tener en cuenta que tanto la novela como la película son obras dirigidas a los adolescentes, así que no puede ser excesivamente compleja ni sutil.

 

Me gusta la dirección de esta cinta, a cargo de Harry Bradbeer, un realizador que tiene 25 años trabajando para series de televisión, me gusta el tono y la agilidad que le ha dado a Enola Holmes, y su labor con los actores, todos estupendos, aunque sobresale, por supuesto, Millie Bobby Brown (la chica misteriosa de la serie Stranger Things), dueña de un carisma asombroso, quien carga sobre sus hombros con el peso de la película entera.

 


Me gustan muchísimo una serie de elementos utilizados, en edición, por ejemplo, como los carteles de cine mudo que se corrigen según la narración, que junto con los momentos en que Enola se dirige directamente a la cámara, logran establecer un tono juguetón y una complicidad con los espectadores que se mantiene a lo largo de toda la obra; y me gustan mucho, también, la escenografía, la ambientación y algunos recursos gráficos como los utilizados en la primera parte de los créditos finales (un teatro para niños, con figuras de papel).

 

La música de esta película, compuesta por Daniel Pemberton, es, en términos generales, maravillosa, alegre y llena de energía, aunque, hay que reconocerlo, en algunos momentos es un poco demasiado dulce.

 


Si los preadolescentes y adolescentes de hoy no saben quién es Sherlock Holmes, la película podría estar en problemas, aunque, por otra parte, podría ser el instrumento para que lo conozcan y, por lo menos algunos de ellos, se interesen en él. A los adultos que conocemos al personaje, y en particular a los que les (nos) gusta, podría llegar a incomodarlos el hecho de que el llamado mejor detective de la literatura policiaca tenga un papel tan pequeño —aunque no precisamente insignificante, al final nos damos cuenta de que sí ha trabajado, aunque tras bambalinas—, y, desde el punto de vista cinematográfico, lo curioso es que esté interpretado por Henry Cavill, un actor de moda que bien puede verse, casi, como un desperdicio.

 

Mycroft es siempre un misterio. En las obras de Conan Doyle aparece muy poco; en algunas adaptaciones es presentado como un hombre tan inteligente como su hermano, pero más ambicioso e interesado en otras cosas, como la política; en otras versiones es casi tan brillante como Sherlock, aunque no llega a su nivel, y en Enola Holmes nos lo muestran como autoritario pero ingenuo. Eudoria, por su parte, es harina de otro costal, un personaje sumamente interesante y misterioso. Y Enola es un personaje formidable al que me gustaría ver en otras películas. ¿Se adaptarán las otras novelas? Todo depende de qué tan bien le vaya a esta película... Me parece una obra muy disfrutable, con todo y que se le tambalea el ritmo en el segundo acto, y mi recomendación es que la vea cuanto antes.

 


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* Todas las imágenes que acompañan esta entrada son propiedad de Legendary Entertainment, PCMA Productions, Netflix

 

Enola Holmes

Producción: Legendary Entertainment, PCMA Productions, Netflix

Dirección: Harry Bradbeer

Guion: Jack Thorne, basado en la primera novela de la serie Enola Holmes, El caso del marqués desaparecido, de Nancy Springer

Fotografía: Giles Nuttgens

Música: Daniel Pemberton

Edición: Adam Bosman

Diseño de producción: Michael Carlin

Dirección de arte: Belinda Cusmano, Martin Hitchcock, Choi Ho Man, Andrew Munro, Ashley Winter

Escenografía: Lisa Chugg

Vestuario: Consolata Boyle

Con: Millie Bobby Brown (Enola Holmes), Henry Cavill (Sherlock Holmes), Sam Claflin (Mycroft Holmes), Helena Bonham Carter (Eudoria Holmes), Louis Partridge (Tewkesbury), Burn Gorman (Linthorn), Adeel Akhtar (Lestrade), Susan Wokoma (Edith), Hattie Morahan (Lady Tewkesbury), Frances de la Tour (la viuda), Claire Rushbrook (la señora Lane), Fiona Shaw (la señorita Harrison), entre otros.

Género: Aventura, misterio, drama, crimen

País: Reino Unido

Idioma: Inglés

Año: 2020

Duración: 123 minutos

Está en Netflix

 


jueves, 24 de septiembre de 2020

Lejos (serie-TV), de Andrew Hinderaker

 

6th & Idaho Productions, True Jack Productions, Universal Television, Netflix


Lejos

Serie de TV

(Away, Estados Unidos, 2020)

Creador: Andrew Hinderaker

 

Primera temporada

 

Jesús Guerra

 

 

En un futuro relativamente próximo, en el que todo se ve exactamente igual a como se ve hoy en día, una misión internacional tripulada a Marte está a punto de despegar. Participan los Estados Unidos, Rusia, China, La India y el Reino Unido, aunque dejan claro en los primeros minutos del primer episodio que son los Estados Unidos los que han contribuido más en lo económico, y tal vez en lo técnico, así que el Centro de Control y el despegue se lleva a cabo en EEUU; los tripulantes, por lo tanto, son un ruso (Misha Popov, interpretado por Mark Ivanir), un indio (de la India, por supuesto; Ram Arya: Ray Panthaki), una china (Dr. Lu Wang: Vivian Wu), un africano nacionalizado inglés (Dr. Kwesi Weisberg-Abban: Ato Essandoh) y una norteamericana (Emma Green: Hilary Swank). Obviamente, la comandante es la norteamericana. Viajarán de la Tierra a la Luna y desde allá se realizará el despegue a Marte.

 


Hasta aquí todo suena muy bien. Un drama de ciencia-ficción... pero muy pronto nos damos cuenta de que no es así. Sí hay un viaje a Marte, sí hay escenas en la Luna, en el interior de la nave que lleva a los primeros tripulantes humanos al planeta rojo, hay incluso escenas en el espacio pues, por supuesto, hay un fallo técnico que sólo se puede resolver en lo que los astronautas llaman «una caminata espacial». Cada capítulo tiene una crisis en la nave, que no sólo obliga a los astronautas a trabajar como locos y a hacer cosas para las que no están entrenados, sino que lleva la política terrícola al viaje: hay momentos (previsibles y, la verdad, más bien molestos) en los que la china y el ruso se ponen en contra de la comandante estadounidense, pero luego el equilibrio se reestablece, cuando aparece la siguiente crisis, etc. Evidentemente les pasa de todo, o casi.

 


El problema de esta serie, por lo menos para mí, es que está demasiado ligada a la Tierra... Me explico. Es evidente que todos los tripulantes tienen familia, amigos, relaciones, esposos o amantes en la Tierra, y que los quieren y los extrañan, es lógico que todos tengan problemas y traumas, culpas y nostalgias, que vamos viendo en flashbacks, y es más o menos lógico que la comandante sea el personaje central, cuya vida ocupa la mayor parte del tiempo en pantalla, pero ¿es necesario que veamos la amistad y luego el noviazgo de la hija de la comandante? Bueno, en esta serie al parecer sí es necesario, y eso se debe a que no estamos viendo, en realidad, un drama de ciencia-ficción, sino un melodrama familiar muy gringo en el cual, además, hay un viaje a Marte y la mamá de la chica es la comandante. Podría haber sido la comandante (si es que hay) de un submarino nuclear en una crisis militar, o, cambiando los roles, el marido podría ser quien estuviera «lejos» porque era el maquinista de un tren en 1890... aquí lo que importa, el mismo título lo dice, es que uno de los padres, en este caso la madre, está lejos (y no puede regresar de inmediato) mientras suceden una serie de crisis familiares. Y como eso es lo que importa, la lejanía, la separación, la familia, el género no podía ser otro que el melodrama, con todas sus manipulaciones sentimentales.

 


A quien disfrute este género, Lejos le gustará, todos los elementos están presentes. Y, obviamente, la serie está bien hecha. En términos generales está bien dirigida, bien producida, más o menos bien escrita y, sobre todo, tiene buenas actuaciones (aunque sin exagerar, nadie se va a ganar un premio por esta serie). Hilary Swank se ganó dos Oscares (por Boys Don't Cry [Kimberly Peirce, 1999] y por Million Dollar Baby [Clint Eastwood, 2004]; Vivian Wu ha aparecido en una gran cantidad de películas y series de TV, tanto estadounidenses como chinas [por cierto, ella es la jovencita sobre cuya piel escribía alegremente Ewan McGregor en El libro de cabecera [The Pillow Book, Peter Greenaway, 1996]; a Ray Panthaki lo hemos visto recientemente en la serie inglesa Marcella; a Ato Essandoh lo hemos visto, también hace poco, en la serie Altered Carbon; a Mark Ivanir lo hemos visto en una gran cantidad de pequeños y medianos papeles en series como CSI: Miami, Fringe, Nikita, The Blacklist, Blindspot, Homeland, American Horror Story, entre otras, y lo mismo sucede con una buena parte del resto del reparto, son actores sólidos.

 

El caso más extraño es el del creador de Away, Andrew Hinderaker, quien formó parte del staff de guionistas de la interesantísima y estupenda serie Penny Dreadful (2014-2016). ¿Qué hace escribiendo melodramas? Para colmo, se toma 10 episodios de entre 44 y 57 minutos (el total es de 499 minutos, es decir ocho horas y 19 minutos) en contarnos una historia que pudo habernos contado en una película de hora y media.

 

La temporada termina en un punto interesante que muy bien podría ser el final (y para esta historia es un buen final). En el sitio IMDb la calificación de los usuarios es de 6.6/10, o sea, no particularmente generosa. Si el plan del creador de la serie para la siguiente temporada es mantener el mismo tono y las mismas características, no creo que le den luz verde.

 

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* Todas las imágenes que acompañan esta entrada son propiedad de 6th & Idaho Productions, True Jack Productions, Universal Television, Netflix

 

Lejos (Away)

Producción: 6th & Idaho Productions, True Jack Productions, Universal Television

Dirección: David Boyd (2 episodios), Charlotte Brändström (2), Bronwen Hughes (2), Jeffrey Reiner (2), Jet Wilkinson (1), Edward Zwick (1)

Guiones: Andrew Hinderaker, Aditi Brennan Kapil, Chris Jones, Jessica Goldberg, Ellen Fairey, Jason Katims, Janine Nabers

Fotografía: Brian Pearson, David Boyd, Timothy A. Burton

Música: Will Bates

Edición: Peter Forslund, Dana Gasparine, Phillip J. McLaughlin, Angela M. Catanzaro

Diseño de producción: David Sandefur

Dirección de arte: Craig Humphries, Callum Webster

Con: Hilary Swank (Emma Green), Josh Charles (Matt Logan), Vivian Wu (Dr. Lu Wang), Mark Ivanir (Misha Popov), Ray Panthaki (Ram Arya), Ato Essandoh (Dr. Kwesi Weisberg-Abban), Talitha Eliana Bateman (Alexis Logan), Monique Gabriela Curnen (Melissa Ramirez), Adam Irigoyen (Isaac Rodriguez), Felicia Patti (Cassie Ramirez), Gabrielle Rose (Darlene Cole), Fiona Fu (Li Jun), entre otros.

Género: Drama, romance, ciencia-ficción

País: Estados Unidos

Idioma: Inglés

Año: 2020

Duración: Entre 44 y 57  minutos cada episodio

Episodios: 10

Está en Netflix