sábado, 28 de diciembre de 2019

Los dos papas, de Fernando Meirelles


© Netflix




Los dos papas
(The Two Popes, Reino Unido, Italia, Argentina, Estados Unidos, 2019)
de Fernando Meirelles

Jesús Guerra


Si les dicen que hay una película sobre el papa Benedicto XVI y el cardenal que sería su sucesor, ustedes preguntarán: «¿Y de qué trata?» Seguramente les dirán algo como: «Es una conversación entre los dos. Muy intensa. Hablan de religión, de la dirección que debe tomar la Iglesia católica, del tema de los sacerdotes que han abusado de niños y niñas en todo el mundo, de las dudas existenciales de cada uno de ellos...» (lo cual es cierto, la cinta trata, entre otras cosas, de eso). ¿Qué tipo de película se imaginan ustedes que es? Lo común sería imaginar una película bastante lenta, que se desarrolla entre pasillos y salas de estar del Vaticano, quizá con algunos flashbacks, pero básicamente una cinta conversada. Interesante, sin duda. Tal vez algo aburrida.

Pero lo importante, en realidad, para poder imaginarla correctamente, son los otros datos acerca de la cinta. La dirección es de Fernando Meirelles (el director brasileño de Ciudad de Dios, 2002; The Constant Gardener, 2005; y Ceguera, 2008 —esta última basada en la novela de Saramago Ensayo sobre la ceguera—, entre muchas otras películas y series de TV); el guión es de Anthony McCarten (guionista de The Theory of Everything, 2014; Darkest Hour, 2017 y Bohemian Rhapsody, 2018, entre otros guiones, obras de teatro y novelas. Esos tres guiones suyos no sólo son los más recientes y los más famosos, sino que los tres fueron la base para tres películas cuyos actores principales se ganaron el Oscar), y está interpretada por Anthony Hopkins como el cardenal Ratzinger luego el papa Benedicto XVI, y por Jonathan Pryce, como el cardenal Jorge Bergoglio, luego el papa Francisco... Con esta información muy probablemente su idea de lo que podría ser la cinta Los dos papas cambiará bastante. ¿Pero qué tanto cambiará? Permítanme decírselos de una vez: la película no tiene nada que ver con lo que imaginan. Va más allá, mucho más allá, es una obra hecha de una manera completamente diferente a lo que seguramente imaginan.

Jorge Bergoglio, el nuevo papa Francisco (el siempre estupendo Jonathan Pryce) intenta hacer una reservación, por teléfono, personalmente, para un vuelo de avión, porque algo no funciona bien con su WiFi. Lo vemos de perfil, casi desde atrás, en un plano muy cerrado. «¿Nombre?» «Jorge Bergoglio». La mujer que lo atiende, al escuchar su nombre, se pone en guardia. «¿Como el papa?», «Sí, bueno, de hecho...» La mujer lo corta a media frase. «¿Código postal?» «Ah, no lo sé... Ciudad del Vaticano». «Qué gracioso». La mujer cuelga. Así empieza la película. Esta escena debe de ubicarse en 2013, en los primeros días o semanas del papa Francisco.

La escena siguiente se desarrolla unos años antes, en abril de 2005, cuando el cardenal Bergoglio está dando una especie de charla en un barrio de Buenos Aires (tal vez una misa al aire libre). Interactúa con la gente. Bebe jugos con ellos. Menciona algo de su equipo de futbol preferido. La gente le aplaude. Entonces, una mujer se le acerca y le avisa que el papa (Juan Pablo II) acaba de morir.

La siguiente escena es un muy eficaz collage de diversos periodistas de diferentes partes del mundo, haciendo comentarios en varios idiomas sobre el recién fallecido papa mientras se muestran escenas de su funeral en el Vaticano. Así es como empieza esta película, con una enorme agilidad, con ingenio para brindarnos la información requerida.

Luego vemos los preparativos para la votación para elegir al sucesor de Juan Pablo II. Queda establecido que Ratzinger no quiere a Bergoglio, porque es el polo opuesto suyo de las tendencias de la Iglesia. Ratzinger es dogmático, serio, duro. Un intelectual, un académico, con un pasado en las juventudes del nazismo. Bergoglio es popular, querido por la gente, cercano a la gente, reformista, con ideas completamente diferentes a las de los conservadores del Vaticano, que no habla sólo de religión sino de problemas ambientales, de las desigualdades económicas, de política y muchos otros temas y problemas actuales.


© Netflix


Ratzinger gana la elección. Es el nuevo papa. Bergoglio se desanima por la victoria del conservadurismo. Piensa que lo mejor que puede hacer es renunciar a su puesto de cardenal e irse a atender una pequeña parroquia. La siguiente escena salta al año 2012. Bergoglio está desesperado porque no le llega respuesta del Vaticano, a donde escribió pidiendo el permiso del papa para retirarse. Compra un boleto para Roma. Piensa que debe ver su caso directamente con Benedicto XVI. Y entonces recibe carta del Vaticano. El papa lo cita pues quiere hablar con él personalmente. ¿Es eso una señal?

Lo que sigue es una serie de escenas extraordinarias de conversaciones entre Benedicto XVI y Jorge Bergoglio. Extraordinarias en principio por tratarse de quienes se trata, en donde estos dos personajes diametralmente opuestos se acercan y chocan, pero poco a poco comienzan a entenderse, aunque sus puntos de vista no cambien. Extraordinarias las escenas, también, por estar interpretadas por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, dos verdaderos gigantes de la actuación (ambos originarios de Gales).

Los dos hombres tocan temas importantes, muy serios, pero no siempre institucionales, poco a poco se abren uno al otro y hablan de sí mismos, de sus historias, de sus dudas. Se trata de dos hombres mayores hablando de su vida. Y en momentos inesperados aflora un delicioso sentido del humor. Hasta chistes se cuentan, y aunque el receptor no siempre lo capta, el espectador sí.

Ratzinger y Bergoglio, en la realidad, se vieron tres veces. Lo que conversaron no lo sabe nadie. El guionista, el espléndido Anthony McCarten ha declarado que lo que hizo fue conseguir todo lo que pudo sobre Ratzinger y Bergoglio, todo lo que han escrito o que han declarado a la prensa, lo que han dicho en público, entender sus puntos de vista, sus posiciones sobre todos los temas posibles y crear los diálogos. Todo lo que dicen en estas conversaciones ficticias está respaldado. No se lo dijeron realmente uno al otro, pero lo dijeron o lo escribieron en algún momento. Y ese trabajo del guionista es extraordinario.

El director, Fernando Meirelles, por su parte, le ha dado un aire de intimidad, una gran calidez, una enorme agilidad, un tono maravilloso, y un delicioso sentido del humor incluso en la musicalización, y ha logrado entregarnos una película reflexiva y emotiva, así como divertida y gozosa, llena de momentos brillantes. Es un filme que merece ser visto (y revisto), tener éxito, ganar premios y convertirse en un clásico. Es una de esas películas en las que todo, o casi todo, es formidable.

Los dos papas ya obtuvo varias nominaciones para los Golden Globes 2020: Mejor Película, categoría Drama; Mejor Actor en una película de Drama: Jonathan Pryce; Mejor Actor de Reparto en cualquier tipo de película: Anthony Hopkins; y Mejor Guion en cualquier tipo de película: Anthony McCarten. Es sorprendente que Fernando Meirelles no haya conseguido nominación para Mejor Director, pero así son los premios (de cualquier tipo): inconsistentes.

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Los dos papas (The Two Popes)
Dirección: Fernando Meirelles
Guión: Anthony McCarten
Fotografía: César Charlone
Edición: Fernando Stutz
Diseño de producción: Mark Tildesley
Dirección de arte: Saverio Sammali
Música: Bryce Dessner
Con: Anthony Hopkins, Jonathan Pryce, y Juan Minujín, en los papeles principales
Género: Biografía, Comedia, Drama
País: Reino Unidos, Italia, Argentina, Estados Unidos
Idioma: Inglés, español, latín, italiano, alemán
Año: 2019
Duración: 125 minutos